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‘Por detrás de la Naturaleza’: La prueba de su fuerza frente al Patrimonio

Una de las pérdidas de mayor interés, no sólo para la historia de Lorca (Murcia), sino de toda la zona española, es sin duda el Terremoto al que, con apuros, resistió tal día como hoy hace 9 años

Imagen ilustrativa de las consecuencias de un Terremoto

Desde el punto de vista patrimonial, una de las pérdidas de mayor interés, de un interés excepcional, no sólo para la historia de Lorca (Murcia), sino de toda la zona española, es sin duda el Terremoto al que, con apuros, resistió tal día como hoy hace 9 años.

La ciudad murciana de Lorca, situada casi en el linde de la provincia, muy próxima a Almería, es conocida desde este punto de vista por su Castillo, por su Plaza de España, la Columna Miliaria, el Museo Arqueológico Municipal, el Parque Arqueológico de los Cipreses, las Almedas, La Capilla del Rosario, el Cejo de los Enamorados o el Convento de las Mercedarias entre otros muchos bienes patrimoniales. Pero es elegida por la Naturaleza, que envía un sismo de gran volumen a este extremo oriental del territorio nacional. Todos los ojos miran a los 9 muertos y unos 324 heridos, 3 de ellos graves que hurgan en su padecimiento, como no podría ser de otra manera, pero éste, para alejar cualquier sombra de sospecha hacia su supremacía, también se hinchó con el Patrimonio, que será declarado “destrozado” y “catastrófico” de manera inherente al mismo.

Este tipo de temblores son congruentes con los riesgos que puede sufrir el Patrimonio, sobre todo a partir de lo de Lorca, momento en el que existe una impaciencia sobre cómo proteger ese capital. A partir de entonces, surgen diversos documentos donde se hacen visibles las dimensiones de esta dificultad, se trabaja y se instruye sobre él. Lo de este municipio constituye un hecho simbólico que va más allá de la mera desgracia al hacer referencia a determinados entornos y acontecimientos, como lo demuestran los diversos estudios. Los  infortunios proporcionan conocimiento y saber.

Conocidos son los daños producidos por el devastador terremoto de Lisboa de 1755 que, además de provocar un maremoto con graves consecuencias en las costas del suroeste peninsular, afectó a numerosos elementos patrimoniales, o las consecuencias de éste de 2011 con graves daños en edificios públicos, viviendas y en la práctica totalidad de su patrimonio cultural. La respuesta de las administraciones frente a esta última catástrofe fue inmediata y gracias a ello se evitaron mayores daños en este caudal. Sin embargo, este hecho evidenció la carencia de líneas de trabajo de gestión de riesgos en este ámbito y esta fue la razón por la que se planteó la necesidad de poner en marcha un Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en Patrimonio Cultural, iniciativa que fue aprobada en 2013.

La existencia de un plan de actuación es muy importante para la protección del Patrimonio. Su vigencia y su valor serán determinantes para hacer frente a los disparejos tipos de apuros por los que puede pasar el Patrimonio (desde este tipo de fuerzas físicas directas, al vandalismo, pasando por el fuego, el agua o los contaminantes atmosféricos, entre otros).  Ante ellos,un Plan se desplegará como la parte visible de su desvalorización a través del cual se intentará conocer el peligro y la inseguridad de cada uno de los que lo forman.

El patrimonio es valorado por lo que constituye y por lo que significa. No hemos de olvidar que, desde el punto de vista simbólico, cuando se logra reunir un patrimonio, se está poniendo en acrecimiento el prestigio de quien lo posee y es un testimonio claro de su ascenso cultural, que le puede llegar a convertir en llamada al turismo. Lo que importa es atender al patrimonio y poder cuidar los bienes que lo componen, lo de menos es, en este tipo de situaciones de riesgo, su valor de capital, TODO es Patrimonio. Nuestras heredades se albergan en nuestro medio, y poseen vida propia en sí mismas.  Las pertenencias culturales de nosotros son fruto de una voluntad de florecimiento e incremento patrimonial, las cuales están destinadas a la expansión hacia cualesquiera que les embelese.

Los movimientos sísmicos ocurridos el día 11 de mayo de 2011 en la ciudad de Lorca provocaron graves daños en el patrimonio cultural (El fuerte terremoto dejó huella en el castillo, y sobre todo en la Torre del Espolón donde se pudieron ver las consecuencias: las paredes están desplazadas y de hecho una parte de ella se derrumbó a causa del suceso). La rápida actuación de las administraciones, de los técnicos y de las empresas impidió que esos daños se agravaran y evitó otros daños mayores para los bienes culturales y para la seguridad de las personas.

Ahora bien, en ningún momento de la evolución en la protección del Patrimonio español se había hecho tanto hincapié en estos temas de prevención, y hasta el momento no se ha abandonado ni la naturaleza simbólica y representativa ni el carácter tipo y de productor de vigencia que lo que sucedió en Lorca otorgó a nuestro acervo patrimonial. Por eso, a pesar de que es cada vez más complicado aplicarle la noción de la planificación de riesgos a la conservación del patrimonio (cuyos objetivos se centrarían en promover y articular la formación en gestión ante riesgos; identificar las buenas prácticas en este campo desarrolladas por otros países y crear mecanismos de protección y salvaguarda, en el patrimonio en general, para minimizar los daños causados) éste, del tipo que sea, sigue manteniendo su capacidad de conmover e impresionar lo que en él se custodia o se desvela, y también a quien acude a contemplarlo o a participar en él: en una acepción positiva, esto último es el sentido de su resonancia (Difusión).

Partiendo de esta constatación, si en los últimos años una parte del interés se ha deslizado de la cuestión de la propagación a la de la protección, del relato afirmativo basado en la amplificación a la pregunta sobre los riesgos y sus consecuencias, la astucia patrimonial se extiende ahora a este cuestionamiento permanente: la propia interrogación de la salvaguardia y sus límites, convertida en ventaja sobre el Patrimonio, asegura la supervivencia de esta riqueza y aleja definitivamente las dudas que lo amenazaban cuando no le echábamos cuenta hace 9 años. Puede que, en muchos sentidos, Lorca ya no sea lo que era, pero, para bien o para mal, nadie discute su papel principal en lo que, posteriormente, sería la planificación y la gestión de riesgos en el patrimonio cultural de nuestros territorios.

Bibliografía

BRAVO, I. (1982): Un capítulo fundamental de la Museología: la seguridad en los museos, Biblioteca Profesional de la ANABAD, serie Estudios, Madrid.

Comisión para el PPCE (2009): Guía para un Plan de protección de colecciones ante emergencias. Ministerio de Cultura, Madrid.

Cuadernos de Seguridad (Revista), nº 240 Enero 2010.

ICC (2009): varios artículos: “Fuerzas físicas”, “Robos y vandalismo”, “Fuego”, “Agua”.

IPCE (2013): Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en Patrimonio Cultural. Ministerio de cultura.

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Vía| ver bibliografía
Imagen| Wikipedia

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