Un testimonio medieval que conecta la arquitectura defensiva con la espiritualidad y el poder en Extremadura
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Iglesia de Nuestra Señora de la Granada de Llerena y su torre. |
En pleno corazón de la provincia de Badajoz, en la comunidad autónoma de Extremadura, se alza el conjunto amurallado de Llerena. Se trata de una joya histórica de gran relevancia, cuyas raíces se hunden en el siglo XIII, aunque su ocupación humana se evidencia desde tiempos prehistóricos. Aunque hoy en día solo se conservan fragmentos de este recinto defensivo, la muralla urbana de Llerena nos transporta a una época de enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, de reconstrucciones impulsadas por órdenes militares, y de un legado arquitectónico que refleja las luchas, leyendas y ambiciones de quienes habitaron esta región. A través de sus puertas, torres y lienzos todavía visibles, este monumento sigue contando una historia de conflictos, fe y poder que marcó profundamente a esta ciudad extremeña.
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Reconstrucción de la antigua Fuente Pellejera de Llerena. |
Un pasado medieval: la huella de la conquista y la Orden de Santiago
El origen de Llerena se remonta a un asentamiento musulmán conocido como "Ellerina" o "Ellerena", documentado ya en el siglo XI. Este enclave, situado estratégicamente cerca de la actual Fuente Pellejera, fue objeto de continuos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes durante la etapa de la denominada Reconquista, aunque no todos los historiadores están de acuerdo con este término. La importancia de Llerena radicaba en su posición estratégica, lo que la convertía en un punto clave para el control territorial en la región. En el año 1243, el maestre de la Orden de Santiago, Pelayo Pérez Correa, logró arrebatar el control de Llerena a las fuerzas musulmanas, consolidando el dominio cristiano en la zona. Este hecho marcó el inicio de una profunda vinculación entre Llerena y la Orden de Santiago, una relación que definiría el desarrollo urbano, militar y religioso de la ciudad durante los siglos posteriores.
El recinto amurallado de Llerena es un claro ejemplo del modelo de urbanización medieval vinculado a las necesidades defensivas y de control territorial. En su origen, las murallas eran una construcción ovalada que delimitaba el núcleo urbano y contaba con varias puertas que conectaban con las principales calles de la ciudad. Aunque buena parte de este sistema defensivo ha desaparecido con el paso del tiempo, los vestigios que han llegado hasta nuestros días —como la Puerta de Reina, la Puerta de Villagarcía o la destacada Puerta de Montemolín— nos ofrecen una valiosa ventana al pasado medieval de Llerena.
La leyenda de la Virgen y la granada: mito y espiritualidad
Como muchas ciudades de la península ibérica, Llerena no está exenta de leyendas que combinan elementos religiosos, místicos y épicos. Una de las historias más célebres asociadas a la muralla de Llerena tiene como protagonista a la Virgen María y la simbólica imagen de una granada. Según la tradición popular, durante el asedio de las tropas cristianas lideradas por los santiaguistas, las fuerzas musulmanas ofrecieron una resistencia feroz, hasta el punto de que la victoria cristiana parecía imposible. En ese momento de incertidumbre, la Virgen María se apareció a los combatientes cristianos sosteniendo en su mano una granada, que simbolizaba la unidad y la victoria. Este episodio sobrenatural renovó el espíritu y la determinación de los cristianos, quienes finalmente lograron conquistar la ciudad.
Para conmemorar esta victoria milagrosa, los conquistadores decidieron erigir una iglesia sobre la antigua mezquita musulmana, aunque no hay evidencias arqueológicas de este sacro lugar, dedicándola a la advocación de la Virgen de la Granada. Este templo se convirtió en un símbolo de la victoria cristiana y en un importante lugar de culto que, con el paso de los siglos, fue ampliado y transformado hasta llegar a su estado actual, fruto de las reformas impulsadas por los Reyes Católicos.
El esplendor de Llerena: capitalidad, Inquisición y construcciones monumentales
La importancia de Llerena como centro de poder aumentó significativamente a partir del siglo XIII, gracias a su estrecha relación con la Orden de Santiago. Durante el siglo XV, Llerena alcanzó la capitalidad del Priorato de San Marcos de León, lo que consolidó su posición como un núcleo clave en la organización territorial y militar de la orden. Esta capitalidad también impulsó un notable desarrollo urbano y arquitectónico, incluyendo la ampliación y mejora de sus murallas.
A principios del siglo XVI, Llerena adquirió un papel adicional como sede del Tribunal de la Inquisición, establecido en el año 1509. Este tribunal desempeñó un papel crucial en la persecución de herejías y en la consolidación del control religioso durante la época. La presencia de la Inquisición atrajo a numerosos funcionarios, juristas y clérigos a la ciudad, y, de este modo, fomentó un período de intensa actividad constructiva. Entre las obras más destacadas de este periodo se encuentran las reformas realizadas en las puertas de las murallas, como las de Villagarcía y Reina, así como la construcción de nuevas edificaciones religiosas y civiles.
En reconocimiento a la importancia estratégica, económica y militar de Llerena, el rey Felipe IV le otorgó en el año 1640 el título de Ciudad, un honor reservado para aquellos núcleos urbanos que se distinguían por su lealtad y sus servicios a la Corona. Este título consolidó la relevancia de Llerena en la región y marcó el inicio de una nueva etapa en su historia.
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Muralla de Llerena y Portillo del Sol, vistos desde el Parque Cieza de León. |
Las puertas de Llerena: reliquias de un pasado glorioso
Entre los elementos mejor conservados de la muralla urbana de Llerena destacan sus puertas, que nos ofrecen una idea de la monumentalidad y la funcionalidad del recinto defensivo original. La Puerta de Montemolín, considerada la más destacada, presenta un diseño singular que combina elementos defensivos con un carácter simbólico y estético. Esta puerta cuenta con un cuerpo superior que recuerda a una capilla abierta de estilo renacentista, lo que la convierte en un ejemplo único de arquitectura militar en la región. Una inscripción en una losa al pie de la puerta nos remonta al año 1577, testimoniando las obras realizadas durante el Renacimiento.
Por otro lado, la Puerta de la Reina conserva su entramado defensivo prácticamente intacto, lo que la convierte en un valioso testimonio del diseño militar medieval. Sin embargo, la Puerta de Villagarcía ha sufrido un mayor deterioro, conservándose únicamente la propia puerta y perdiéndose los lienzos de muralla que la flanqueaban. Estas puertas no solo servían como puntos de acceso y control, sino también como símbolos de poder y protección para los habitantes de Llerena.
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Otra vista de la muralla de Llerena y del Portillo del Sol, vistos desde el Parque Cieza de León. |
Un legado en peligro: el estado actual de la muralla
A pesar de su rica historia y de su valor patrimonial, el estado de conservación de la muralla de Llerena es actualmente deficiente. La falta de mantenimiento y las transformaciones urbanísticas realizadas a lo largo de los siglos han provocado la desaparición de muchos de sus elementos originales. No obstante, los fragmentos que han sobrevivido, junto con las puertas mencionadas, permiten vislumbrar la magnitud y la relevancia de este recinto defensivo en su época.
La muralla urbana de Llerena sigue siendo un testimonio vivo de la historia medieval de Extremadura, un símbolo de las luchas y ambiciones que definieron el destino de la región. Cada piedra, cada almena y cada puerta nos invita a reflexionar sobre el pasado y a valorar la importancia de preservar este legado para las generaciones futuras.
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