Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Los dos colosos Memmon ya son tres.


A los dos colosos de Memnon, uno de los iconos más emblemáticos y eternos del Egipto faraónico, que reciben al viajero a la entrada de la necrópolis de Luxor, en la orilla oeste del Nilo, les ha salido un hermano. Un tercer coloso se yergue desde esta semana cien metros por detrás de las dos famosas estatuas, consideradas epítome de las maravillas y misterios egipcios y admiradas ya por los primeros turistas griegos y romanos. Esta tercera estatua, también de cuarcita, formaba parte asimismo de la decoración monumental original del arrasado templo funerario de Amenofis III y cayó derrumbada, con su pareja (los colosos del edificio iban de dos en dos), durante un terremoto alrededor del 1.200 antes de Cristo.

La enorme escultura, el coloso norte de la segunda pareja, originalmente de 15 metros de altura, un poco más pequeña que sus dos famosos hermanos, de 18 metros y que también representa a Amenofis III (lo de Memnon es una atribución griega), quedó fragmentada en el suelo y con el tiempo fue semienterrada por agua y barro al subir el nivel freático. Se la redescubrió en 2002 y se la arrastró hasta terreno sólido donde se procedió a restaurarla mientras se consolidaba con cemento su pedestal. Después, se la ha llevado otra vez a su emplazamiento y se ha procedido a la delicadísima operación de volver a levantar semejante monstruo de piedra, proceso que culminó el lunes.
La recuperación del nuevo coloso la dirige desde 2004 un español, Miguel Ángel López Marcos (Soria, 1963), especialista en conservación de la piedra. En la actualidad se están añadiendo otros fragmentos a la estatua, como el pie derecho del rey y bloques de la base, de cara a la inauguración oficial de la misma, el 1 de marzo (al acto le seguirá un congreso científico en el que se explicará el proceso de recuperación).
“Lo más difícil ha sido levantarla”, explica telefónicamente desde Lúxor López Marcos. “Pesa 250 toneladas y estaba rota por cuarenta sitios”. Quedarán aún por recolocar pierna, pecho y cabeza, de entre 14 y 23 toneladas. En esta sensacional operación, que es como leer el poema de Shelley Ozymandias al revés —aquí el faraón resucita del olvido y restablece su abatido orgullo—, se incluye para el verano de 2013 recuperar también la pareja de esta estatua, el coloso sur, hallado en 2003 y que está siendo tratado por el equipo de conservación que trabaja en el monumento.
¿Tendrían voz estos colosos como es fama la tenía el coloso norte de la famosa pareja? Fue precisamente por esa voz, una especie de quejido, por lo que en la antigüedad los griegos identificaron las esculturas con Memnon, hijo de la Aurora y resucitado (tras morir en Troya) cuando los dedos de la diosa del alba lo acariciaban, a lo que él contestaba con un lamento. “El supuesto canto era en realidad un chirrido producido por una grieta en la cuarcita causada por el terremoto que tumbó a sus hermanos”, recuerda López. “La piedra sonaba al dilatarse por las diferencias tremendas de temperadtura que hay aquí del día a la noche, especialmente en verano, que pueden ser de cuarenta grados. Ese sonido, como un plañido, hizo que los primeros viajeros griegos lo asociaran a su mito del hijo de la Aurora. La grieta siguió ensanchándose y al final ya no chirriaba porque no había roce. En resumen, que no, que no creo que ningún otro coloso vaya a cantar”.
El templo funerario de Amenofis III, en la zona de la necrópolis tebana conocida como Kom el-Hetan fue el más grande de los construidos en la margen izquierda del Nilo y se especula con que su proximidad al río provocara que las crecidas inundaran ritualmente los patios y salas exteriores dejando solo la zona interior más sagrada por encima del nivel del agua. Apenas queda nada del edificio, que se alzaba tras los dos famosos colosos, situados a ambos lados del primer pilono de entrada al templo. El segundo pilono contaba con otra pareja y el tercero, que daba ya paso a la avenida procesional de entrada al patio solar, con otra más. Esta tercera pareja de colosos, en este caso de alabastro y más pequeños aún que la segunda (medían 11 metros), también ha sido encontrada y se proyecta igualmente volver a alzarlos.
Cuando los seis colosos originales vuelvan a erguirse, la fisonomía del lugar cambiará todavía más espectacularmente. “La existencia de seis colosos se sospechaba porque la iconografía en los templos egipcios es muy similar”, señala López Marcos.
El coloso norte de la segunda pareja, el que nos ocupa, cuenta como los dos famosos con las esculturas más pequeñas a sus pies de la madre del rey y de su esposa favorita, la gran reina Tiye. Las labores de restaurarlo y alzarlo de nuevo forman parte del Proyecto de Conservación de los Colosos de Memnon y el templo de Amenofis III, en el que trabaja un equipo egipcio-europeo desde 1998 y que dirige la armenia Hourig Sourouzian, con Rainer Stadelmann como co-director.
¿Le va a hacer sombra el nuevo coloso —y los que vengan— a los de Memnon, acostumbrados a llevarse la gloria solitos? “No creo”, responde López Marcos, “pero ahora es el tercer coloso de Memnón y eso hace que haya que replantear todas las guías y libros de historia”.
Extraído de El País

Hace 40.000 años el sur de Andalucía era tan frío como la Escandinavia actual.

Hace 40.000 años, la temperatura media anual de la turbera de El Padul, un área situada en la provincia de Granada, oscilaba entre los nueve y los 11 grados centígrados, más o menos la misma que tienen hoy en día en el sur de la península escandinava y Dinamarca.
Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por un equipo de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que acaba de publicarse en la revista 'Quaternary Science Rewiews'.
Los investigadores han llegado a esta conclusión tras estudiar los restos de tres mamuts lanudos encontrados en la turbera en 1983, los más meridionales registrados en Europa.
Los especímenes estudiados datan de unos episodios muy fríos y secos que afectaron a toda Europa, llegando incluso al sur de la Península Ibérica, hace entre 30.000 y 40.000 años.
"A partir del análisis de isótopos estables realizados en restos de dientes y huesos hemos visto que estos mamuts vivieron en una área esteparia bastante árida, que podría estar situada a decenas o cientos de kilómetros al oeste de El Padul, y que puntualmente, cuando las condiciones climáticas eran especialmente extremas, migraban a la zona de la turbera", explica el investigador del CSIC Antonio Delgado, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra.

Señal isotópica.

Los grandes mamíferos, como los elefantes o los mamuts lanudos, necesitan grandes cantidades de agua y comida fresca a diario, lo que deja una señal isotópica en sus tejidos capaz de dar pistas sobre las condiciones climáticas de la época en la que vivieron.
Los dientes de los mamuts lanudos crecían durante toda su vida y generaban nuevas laminillas de esmalte según pasaban los años.
"Con ello, podemos identificar diferentes composiciones isotópicas muestreando en distintos puntos de los molares, lo que nos permite hacernos una idea de las variaciones ambientales que se producían a lo largo de la vida del animal", explica el investigador del CSIC Antonio García-Alix, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, coautor del estudio.
La turbera de El Padul es el punto más meridional de Europa donde se han hallado restos de mamuts lanudos. Estos animales llegaron al continente procedentes de Siberia hace unos 200.000 años y desaparecieron hace unos 4.000 años.
Los restos empleados en esta investigación se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico de Granada, en el Parque de las Ciencias de Granada y en el museo del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, institución que también ha colaborado en el estudio.
Extraído de El Mundo

Las pinturas de la cueva de Nerja (Málaga), ¿la primera obra de arte de la Humanidad?


Seis pinturas rupestres de la Cueva de Nerja (Málaga) que representan a varias focas podrían tener una antigüedad de al menos 42.000 años, lo que las situaría como la primera obra de arte de la humanidad, que además no habría sido realizada por sapiens, sino por neandertales, según varios expertos.

El profesor de la Universidad de Córdoba José Luis Sanchidrián, que dirige un proyecto de conservación de esta cueva, ha explicado hoy a Efe que la datación hace más de 42.000 años de restos orgánicos hallados junto a las pinturas existentes en la galería alta indica que estos elementos podrían constituir la representación artística más antigua del mundo.

Pero lo que sería aún más revolucionario es que todos los datos científicos actuales apuntan a que esas pinturas fueron llevadas a cabo por el Homo Neanderthalensis, "lo que supone un bombazo académico", según Sanchidrián, ya que hasta ahora todo lo relacionado con el sentido estético se atribuía al Homo Sapiens Sapiens.

A raíz del análisis de los sedimentos de la cueva, se mandaron a datar a Miami (Estados Unidos) restos de carbones aparecidos a diez centímetros de las pinturas, unas pruebas que han arrojado una antigüedad de 43.500 y 42.300 años.

Esos carbones estarían relacionados con la iluminación de las pinturas, bien para realizarlas o bien para verlas, lo que supondría que pueden ser incluso más antiguas, y esa fecha "corresponde a neandertales, por lo que se nos abre una expectativa increíble", ha apuntado el experto.

"Los carbones están al lado de las focas, que no tienen parangón en el arte paleolítico, y sabemos que los neandertales comían focas", ha precisado Sanchidrián, que ha insistido en la necesidad de datar un pequeño velo o película formada sobre las pinturas para conocer su fecha exacta.

Sin embargo, actualmente los trabajos están paralizados por la falta de recursos económicos y la ausencia de un gerente al cargo de la Fundación Cueva de Nerja.

Para el conservador de la cueva y coordinador del proyecto multidisciplinar, Antonio Garrido, era fundamental intentan datar los restos orgánicos existentes junto a las pinturas, y de coincidir las fechas "se abrirían muchísimos interrogantes".

También está sobre la mesa la posibilidad de que las pinturas fuesen obra de sapiens, pero para Sanchidrián, eso es "mucho más hipotético", ya que no existen pruebas de que nuestra especie irrumpiera en la Península Ibérica de sur a norte, "ni tampoco existen muestras similares de arte en el norte de África".

Cabe la posibilidad de estar ante la primera obra de arte de la humanidad y además, de que no esté hecha por sapiens, y eso sería un "cambio radical", puesto que hasta ahora, la Historia del Arte dice que "el arte es consustancial a nosotros, a los sapiens, porque somos los que pensamos", ha añadido.

Los investigadores consideran que esta gruta, uno de los últimos puntos del Sur de Europa en el que se refugiaron los neandertales, esconde la clave de la desaparición de esta especie.

Extraído de Qué

Amasia: el supercontinente que fusionará América y Asia.


La fuerte atracción hacia el polo norte provocará dentro de millones de años la fusión de América y Asia dando lugar a Amasia, el nombre con el que científicos estadounidenses han bautizado al que creen que será el próximo supercontinente de la Tierra.

Según sus cálculos, esta gran masa de tierra llegará a formarse dentro de entre 50 y 200 millones de años, de acuerdo con una investigación publicada en la revista británica 'Nature'.
.
Así, ambos continentes se unirán por el polo norte, mediante una cordillera montañosa que permitirá cruzar de Alaska a Siberia y viceversa, de acuerdo con expertos de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale (EEUU).

América permanecerá situada sobre el anillo de fuego del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, pero su orografía cambiará radicalmente porque la atracción hacia el Polo fusionará América del Sur con el Norte.

Este desplazamiento provocará a su vez la desaparición del océano Ártico y del mar Caribe, según explicó Ross Mitchell, geólogo de Yale y uno de los autores del artículo.

Nuna, Rodinia y Pangea.

Han pasado alrededor de 1.800 millones de años desde que se formó el primer supercontinente, Nuna, al que siguieron Rodinia y Pangea, última gran masa de tierra con centro en el África actual y que con el tiempo y la acción de las placas tectónicas conformó los continentes actuales.

El estudio del magnetismo de las rocas de entonces ha servido en el presente al equipo de Mitchell para determinar la distancia que existió entre uno y otro y estimar dónde se situaría Amasia, cuyo centro localizan en algún punto del actual océano Ártico, a noventa grados de distancia del centro del supercontinente anterior, Pangea.

Esta teoría, a la que han denominado ortoversión, desafía los dos modelos tradicionales defendidos hasta el momento para predecir la evolución de las masas terrestres, según detalló Mitchell.

De estas dos últimas hipótesis, una sugiere que la próxima gran masa continental se formará sobre la región en la que existió el supercontinente anterior (introversión), y la otra, todo lo contrario, defiende que será en un punto opuesto a donde se encontraba su predecesora (extroversión).

De esta forma, los partidarios de la introversión localizan el centro del próximo supercontinente en África, mientras que los defensores del modelo de extroversión lo sitúan en el océano Pacífico, en algún punto entre las islas de Hawaii, Fiji y Samoa.

Según estos modelos, la unión se produciría a través del océano Atlántico o del Pacífico respectivamente, mientras que el modelo de Mitchell se decanta por una unión a través del Ártico.
.
Extraído de El Mundo

Los primeros 'picaderos' de caballos.


"Cuando Ayla encontró a su caballo Whinney, logró que aprendiera a obedecerla y ella consiguió cabalgarla. Todos los humanos con los que se encontraba se quedaban perplejos al verlo, porque hasta entonces ese hermoso animal salvaje sólo era una presa más de caza, veloz y peligrosa". Así relata la novelista Jean M. Auel el primer caso de domesticación de los equinos en su libro 'El Valle de los Caballos', pero lo cierto es que fueron comunidades o grupos muy dispersos quienes consiguieron domar a la fiera en regiones muy distantes del continente euroasiático.

Un numeroso grupo de investigadores, de varios países europeos, ha logrado secuenciar el genoma de 83 ejemplares porcedentes de Asia, Europa, Oriente Medio y América, en busca de ese misterioso momento en el que los humanos fuimos capaces de utilizar caballos para viajar o para llevar carga.
Tras analizar su ADN mitocondrial, que es el que se hereda de las progenitoras, han concluido que existen 18 perfiles genéticos (halogrupos) diferentes en la actualidad y que todos tuvieron un ancestro común hace entre 130.000 y 160.000 años.

Curiosamente, y en contra de lo que se pensaba hasta ahora, el único caballo salvaje que queda hoy, el 'Equus przewalskii', no tiene nada que ver con el resto de los equinos.

La última glaciación.

Los restos paleontológicos y arqueológicos indican que durante el Paleolítico Superior (hace entre 35.000 y 10.000 años) había caballos por toda Eurasia, pero muchos linajes no lograron sobrevivir al cambio climático que se produjo hace ntre 25.000 y 19.000 años (el último Máximo Glaciar).

Las manadas, huyendo del frío, se refugiaron en las áreas más templadas en busca de pastos, como el sur de Ucrania y la Península Ibérica, y también lo hicieron otras especies, como los seres humanos. Al norte de los Pirineos se extinguieron totalmente los equinos por falta de comida.

Fue en estas regiones donde su domesticación se llevó a cabo de forma independiente, hace no más de 7.000 años, aunque eran lugares muy distantes entre sí. Explican los científicos, en un artículo publicado en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), que se domaron sobre todo muchas yeguas.

Los investigadores, dirigidos por el italiano Antonio Torroni, de la Universidad de Pavia, afirman que gracias a este trabajo se podrán reclasificar correctamente los restos fósiles de equinos que hay en múltiples colecciones e incluso ayudará a analizar el posible rol del ADN mitocondrial heredado en los caballos de carrera.

Maite Alberdi, investigadora experta en caballos prehistóricos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) señala que "son conclusiones muy interesantes porque realmente se sabe poco de cómo se consiguió domesticarles".

"Lo más novedoso es que demuestran que el fenómeno se produjo simultáneamente en varios lugares. Y además retrasa algo el momento en el que tuvo lugar, que se pensaba que e4ra hace unos 4.000 años", afirma la investigadora.

En definitiva, puede que hubiera muchas 'Aylas' domadoras en aquellos prehistóricos 'valles de los caballos'.
.
Extraído de El Mundo

Los europeos tienen antepasados árabes.


El recorrido seguido en el largo viaje que llevó a los humanos modernos hace 60.000 años desde África al resto del mundo pasó por Arabia, donde habrían tenido una primera parada antes de continuar expandiéndose. Así se desprende de los análisis genéticos realizados por un equipo de investigadores portugueses, británicos y de varios países árabes, que publican esta semana en la revista 'American Journal of Human Genetics'.

Los científicos, dirigidos por la portuguesa Luisa Pereira, de la Universidad de Oporto, secuenciaron el genoma mitocondrial completo de 85 individuos del sudoeste asiático y los compararon con 300 de europeos, que se encuentran en una base de datos. En concreto se fijaron en que tres linajes o halogrupos genéticos, llamados N1, N2 y X son reliquias que proceden del momento en el que se produjo la dispersión de los 'Homo sapiens' fuera de África, hace unos 60.000 años.

"Estos datos nos sugieren que hubo un ancestro primitivo humano en la Península Arábiga y que lo más probable es que se expandieran desde la región del Golfo Oasis a través de Oriente Próximo hacia Europa durante un periodo de lluvias hace entre 55.000 y 24.000 años", concluyen en su trabajo.
Pereira reconoce que una hipótesis popular ya apunta que la primera dispersión se produjo a través del Mar Rojo hacia el sur de Arabia, pero había poca evidencias genéticas que lo confirmaran.

Herencia materna.

Los tres ramales genéticos primitivos se asocian al momento en el que la especie salió con éxito de África. Se centraron en estudiar el ADN mitocondrial porque es esta información genética la que se va heredando de las madres sin sufrir alteraciones, por lo que es muy útil a la hora de comprobar conexiones entre diferentes poblaciones.

Fue así como los investigadores encontraron que había habido un ancestro primitivo en Arabia. "Si se toman todos juntos, nuestros resultados sugieren que Arabia fue, de hecho, la primera estación de parada de los humanos modernos", asegura Martin B. Richards, experto en arqueología genética en la Universidad de Leeds (Gran Bretaña).

Las evidencias arqueológicas de una salida árabe anterior fueron publicadas hace poco más de un año, en la revista 'Science'. Científicos alemanes anunciaron entonces el hallazgo de herramientas reliazadas por 'Homo sapiens' hace más de 100.000 años en el yacimiento de Jebel Fayal, en los Emiratos Árabes Unidos, adonde habrían llegado tras cruzar por el Estrecho de Bad al Mandab, que lo separa del Cuerno de África.

Otras herramientas también fueron encontradas varios asentamientos del Sultanato de Omán. El hallazgo de estos utensilios, con 100.000 amós de antigüedad, se dió a conocer a finales del año pasado, en excavaciones lideradas por un grupo de cientificos británicos, que publicó el descubrimiento en la revista 'PLoS ONE'.

Lo que las herramientas no dicen es si esta salida registrada en Jebel Fayal fue la precursora del largo viaje hasta Eurasia. Los genes, como señala este nuevo trabajo, apuntan a que la respuesta es no, porque ese viaje definitivo habría sido casi 50.000 años más tardío.

Por otro lado, también se han encontrado restos muy primitivos de 'sapiens' (con más de 100.000 años) en yacimientos israelíes. Pero los autores de este trabajo defienden que la barrera del desierto, hace unos 50.000 años, impidió que continuaran por esta ruta.
.
Extraído de El Mundo

Expertos harán nueva investigación en cueva de Ceuta con 250.000 años.

El Gobierno de Ceuta ha promovido un dar una nueva subvención a un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Cádiz para una nueva investigación en una cueva prehistórica localizada en la frontera con Marruecos donde hay datados restos con 250.000 años de antigüedad.

La Consejería de Educación, Cultura y Mujer dedicará 19.000 euros en concepto de subvención a la continuidad de los trabajos arqueológicos en el yacimiento prehistórico de la Cabililla, ayuda que permitirá al equipo responsable del proyecto de investigación ahondar en ese hallazgo, según ha informado el Gobierno ceutí.

La consejera del área, Mabel Deu (PP), ha explicado que esta nueva subvención es una muestra más del compromiso del Gobierno con el estudio, el conocimiento y la difusión del patrimonio en todas sus formas, en general, y, en este caso en particular, del patrimonio arqueológico.

Los 19.000 euros que en concepto de subvención ha autorizado la Consejería para conocer más de la Prehistoria y de Ceuta en ese periodo responden además al compromiso adquirido con los responsables del proyecto de estudio del yacimiento de Benzú, que comenzó en 2002 de la mano de ese equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Cádiz.

El importe exacto de la subvención es de 19.092 euros, presupuesto del convenio entre Ciudad y UCA que marca las obligaciones y compromisos de ambas partes en cuanto al estudio, conocimiento y difusión de la Cabililla.

El Abrigo y Cueva de Benzú tiene un gran interés paleontológico, ecológico e histórico dentro de la investigación del Pleistoceno y del Holoceno por estar enmarcado en el área del Estrecho de Gibraltar.

Su localización por parte del equipo de arqueólogos que llevó a cabo la Carta Arqueológica de Ceuta en 2001 supuso un punto y aparte puesto que, hasta entonces, los datos sobre la Prehistoria ceutí eran casi inexistentes.

Esa fue la razón por la que la Consejería de Educación, Cultura y Mujer decidió apoyar un proyecto sistemático de investigación de la Universidad de Cádiz para estudiar este yacimiento, que ha despertado el interés de investigadores de todo el mundo.

La Cabililla de Benzú podría probar que Ceuta fue la puerta de Europa para los primeros humanos hace 250.000 años y, además, las excavaciones arqueológicas en el yacimiento y su estudio han aportado las evidencias más antiguas de actividad pesquera y marisquera.
.
Extraído de ABC