Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Un nuevo fósil, encontrado en Myanmar, constata la evolución antropoide en Asia.

 Un equipo internacional de investigadores ha anunciado el descubrimiento de 'Afrasia djijidae', un nuevo primate fósil, encontrado en Myanmar, que ilumina un paso crítico en la evolución de los primeros antropoides -el grupo que incluye a humanos, simios, y monos-.

   'Afrasia djijidae', de 37 millones de años, se parece mucho a otro antropoide arcaico, 'Afrotarsius libycus', descubierto recientemente en el desierto del Sáhara. La similitud entre Afrasia y Afrotarsius indica que los primeros antropoides colonizaron África poco antes de la época en que vivieron estos animales -la colonización de África por los primeros antropoides fue un paso fundamental en la evolución de primates y humanos, ya que sentó las bases para la posterior evolución de los simios más avanzados-. El artículo científico que describe el descubrimiento ha sido publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

   Durante décadas, los científicos han pensado que la evolución antropoide tuvo sus raíces en África. Sin embargo, los descubrimientos de fósiles más recientes en China, Myanmar, y otros países asiáticos, han alterado rápidamente la opinión científica acerca del lugar donde este grupo de lejanos ancestros humanos, evolucionó por primera vez. 'Afrasia' es el último de una serie de descubrimientos de fósiles que están derribando el concepto de África como punto de partida de la evolución de los primates antropoides.

   "'Afrasia' no solo ayuda a demostrar que los antropoides evolucionaron, por primera vez, en Asia, sino que también desvela que nuestros antepasadosantropoides primero se dirigieron a África, donde continuaron evolucionando en monos y seres humanos", afirma Chris Beard, paleontólogo en el Museo Carnegie de Historia Natural, y miembro del equipo del descubrimiento, que también incluyó a investigadores de Myanmar, Tailandia y Francia. Beard es conocido por su extenso trabajo sobre la evolución y origen de los primates antropoides.

   Los paleontólogos no se ponen de acuerdo sobre cómo y cuándo los primeros antropoides asiáticos hicieron su camino desde Asia hasta África. Si bien el descubrimiento de Afrasia no resuelve la ruta exacta seguida por los antropoides para llegar a África, sí sugiere que la colonización se produjo hace relativamente poco tiempo.

   'Afrasia', de 37 millones de años, posee dientes parecidos a los de 'Afrotarsius libycus', un primate del norte de África, del mismo período. Los cuatro dientes estudiados de 'Afrasia' fueron recuperados después de seis años de tamizar toneladas de sedimentos, cerca de Nyaungpinle. Los detalles de la forma de los dientes de 'Afrasia' indican que estos animales probablemente comían insectos.

   Debido a la complicada estructura de los dientes de los mamíferos, los paleontólogos los utilizan, a menudo, como huellas digitales para reconstruir cómo las especies extintas se relacionaron entre sí, y con sus parientes modernos. Estas similitudes proporcionan una fuerte evidencia de que los parientes del 'Afrasia' asiático colonizaron el norte de África, poco antes de la aparición del Afrotarsius en el registro fósil africano.

Los neandertales eran aún más bajitos que sus antecesores.

La reconstrucción de unos huesos ha permitido calcular la altura del Homo hildelbergensis y compararla con otros humanos.


Tanto el Homo heilderbergensis como los neandertales tenían una altura similar a la de las actuales poblaciones mediterráneas. Es la conclusión extraída tras la reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades humanas encontrados en Atapuerca (Burgos).
El buen estado de conservación de los fósiles de la Sima de los Huesos de Atapuerca ha hecho posible la restauración de estos restos, que tienen500.000 años de antiguedad.
«La increíble colección nos permite hacer estimaciones de la estatura en especies como Homo heidelbergensis –que habitó Europa durante el Pleistoceno Medio y es antepasado de los neandertales–, basándonos exclusivamente en huesos largos completos, como todos los del brazo y la pierna», explica a SINC José Miguel Carretero Díaz, investigador del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos y autor principal del estudio que publica el Journal of Human Evolution.
Además, al estar los huesos completos, los investigadores han podidoatribuir cada uno a un sexo determinado para calcular la estatura tanto en hombres como en mujeres. «Las estimaciones que habíamos hecho hasta ahora se basaban en huesos incompletos, cuya longitud había que estimar, y utilizábamos fórmulas basadas en una sola población de referencia, que no sabíamos si era o no la más adecuada», señala el investigador.
Dado que no conocían cuál sería la afinidad racial y ecológica más adecuada para estos humanos, los científicos utilizaron fórmulas multirraciales y multisexuales para estimar la estatura con todos ellos para reducir el margen de error y acercarse más a la realidad. «Calculamos un promedio general para la muestra y uno para cada sexo. Lo mismo se ha hecho con los fósiles de neandertales y cromañones», apunta Carretero Díaz.
Sus resultados indican que tanto los hombres como las mujeres de la población de la Sima de los Huesos eran solo ligeramente más altos en promedio que los hombres y mujeres neandertales. «Ni unos ni otros pueden calificarse como humanos de baja estatura, sino que se sitúan dentro de las categorías de individuos medianos y supermedianos, aunque entre ellos haya también individuos altos», aseguran los expertos.
La estatura de estas dos especies se parece mucho a la que presentan las poblaciones actuales que viven en latitudes medias, como las de Europa central y mediterránea.
Los humanos que llegaron a Europa en el Paleolítico superior, y que sustituyeron a las poblaciones neandertales, son los ‘cromañones’ o humanos anatómicamente modernos. Presentan una estatura significativamente superior a la de las otras especies humanas, con promedios más elevados que caen dentro de la categoría de individuos muy altos en los dos sexos.

La altura se mantiene estable durante dos millones de años.

Según los investigadores, dejando al margen las especies de biotipo pequeño como Homo habilis (Este de África), Homo georgicus (Georgia) y Homo floresiensis (Isla de Flores), todos los humanos conocidos del Pleistoceno Inferior y Medio que habitaron África (Homo ergaster, Homo rhodesiensis), Asia (Homo erectus) y Europa (Homo antecessor, Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis) parecen presentar durante la mayor parte de este período tambiénestaturas medianas y supermedianas, «aunque entre todas ellas podamos encontrar siempre algún individuo alto o muy alto», señalan.
En su opinión esto quiere decir que la estatura del género Homo ha permanecido más o menos estable en el tiempo durante casi 2 millones de años, hasta la aparición hace tan solo 200.000 años en África «de una especie rompedora en este sentido», el Homo sapiens, cuyos primeros representantes eran significativamente más altos que los de cualquier otra especie que hubiera existido hasta ese momento.
«La explicación la encontramos en el cambio morfológico general del biotipo corporal que protagonizó nuestra especie respecto a las anteriores. El Homo sapiens presenta un cuerpo más estrecho, huesos más ligeros, estatura más elevada y piernas más largas», añade el investigador.

Moriscos de Hornachos y República de Rabat.

Los moriscos hornaceros, constituyeron una comunidad que aportó aspectos muy importantes a la historia de España de hace más de 400 años.




Los moriscos procedentes de la población extremeña de Hornachos llegaron en su mayoría en 1610 a Rabat, aun cuando otros en menor número lo hicieron también en las poblaciones marroquíes de Tetuán, Tánger, Fez, Chauen, etc.. Y se asentaron en la margen izquierda del río Bou Regreg, que pasa por Rabat, entonces llamada Salé la Nueva, para diferenciarla de la otra ribera del río llamada Salé la Vieja que ocupaba la margen derecha del río, que es sinuoso de orillas arenosas y aguas peligrosas que hacían difícil su navegación, y que estaba formada por antiguos musulmanes autóctonos del antiguo Marruecos, entonces llamado Berbería. Gran parte de ellos no eran árabes, sino bereberes o berberiscos.

Todavía hoy, la población llamada de Salé conserva su diferenciada personalidad con la de Rabat, pese a que un puente y la administración municipal las hayan unido. Estos antiguos habitantes rabatíes no vieron con buenos ojos la llegada en masa de los moriscos procedentes de España, sobre todo, porque estos últimos tenían ya distintas costumbres y tradiciones, las mujeres vivían de forma más liberal, tenían una cultura más moderna y avanzada y una forma distinta de vida; hablaban una especie de dialecto que ni era árabe ni español, sino una mezcla en muchos casos de ambos idiomas, mientras que los anteriores moradores de la actual capital marroquí eran bastante más conservadores y apegados a sus viejas y ancestrales costumbres; y, aun cuando ambas poblaciones practicaban la misma religión, la de los hornacheños era menos ortodoxa, no tan rígida y más abierta; de manera que los llegados de Extremadura no tardaron en entrar en colisión en sus relaciones con los antiguos habitantes de Rabat.
Los de Hornachos comenzaron por amurallar la antigua ciudadela situada en la parte de la Medina de Rabat, llamada la “Fortalesa”, viviendo así separados de los antiguos pobladores. Las desavenencias entre ambas poblaciones se hicieron casi irreconciliables, hasta el punto de que en 1627 los originarios de Hornachos se declararon autónomos y hasta llegaron a proclamar la llamada República independiente de Salé, que lo fue durante varios años y hubo algunos países que la reconocieron, incluso habiendo nombrado embajadores en ella, como Inglaterra, Francia, Alemania y Holanda.
Y, dado que llegaron en masa y no disponían de otro medio de vida, pues no tuvieron más remedio que dedicarse a la piratería y al comercio, actuando como tales piratas en embarcaciones que llevaban a cabo sus hostilidades en el Estrecho de Gibraltar, en las costas de Ceuta, y también en el litoral de la Península más próximo, como Cádiz, Huelva, Málaga y Granada. Unas veces actuaban en grupo de embarcaciones dirigidas por sí mismos, y otras en connivencia con los turcos, que por entonces igualmente eran hostiles a España. Fue una pequeña república que desarrollaba su vida interior sin obedecer a los Sultanes; pero, finalmente, las autoridades marroquíes les hicieron ciertas concesiones de autonomía municipal y terminaron por acatar la autoridad del entonces Sultán de Marruecos, tras la llegada al poder de Muley Ismael, ya en pleno siglo XVIII.
El primer gobernador de la República independiente del Salé fue Brahim Vargas, famoso corsario que consiguió hacer muy rica y próspera aquella vieja ciudad de Rabat a base de dedicarse a la piratería y al comercio con España y otros países ribereños del Mediterráneo, para lo que llegó a disponer de una muy importante flota de galeones que era bastante temida incluso por las más importantes potencias navales de aquella época. Recién llegado de Hornachos a Rabat abrazaba la religión cristiana, pero luego se convirtió al islamismo. Sus descendientes son los actuales Bargasch de Rabat, que fue, y continúa siendo, una influyente familia de la capital marroquí. Su último ascendiente de Hornachos, al tiempo de la expulsión, fue también el último alcalde morisco que tuviera la citada localidad extremeña de la provincia de Badajoz.
Otra familia muy influyente que también gobernó Rabat fue la apellidada Naqsis. Igualmente, Tetuán fue, entre 1727 y 1912, una ciudad de lujo, cuna de hombres eminentes que llegaron a desempeñar los primeros puestos del Estado marroquí, fueron los Torres, Lucax, Medina, Erzini, Lebbadi, Salas, Aragón, Delero, Cegrí, Ercaina, Bennuna, Aljatib, Baeza, Requena, etc. Pero los hornacheños, no olvidaron nunca sus orígenes españoles, y hasta llegaron a acumular grandes fortunas en la vieja capital marroquí con la finalidad de poder algún día regresar a Extremadura, a su Hornachos natal, donde nacieron españoles, conservando muchos de ellos las llaves de las casas que cientos de años antes habían tenido que abandonar a la fuerza. Entre los apellidos moriscos que más destacaron en Rabat figuran los citados Vargas (Bargasch ahora por mutación), Chamorro, Tredambo, Al-Fajar, Zapata (ahora sebatta), Palambo, Torres, Peña, Chaves, Guevara, Lara, Mendoza, Crisebbo, Cortobi (Córdoba), Cuevas, Sierra, Mendoza, Marchina, Álvarez, Gómez del Castillo. En 1941, los descendientes de aquellos viejos moriscos españoles eran denominados por el Instituto de Altos Estudios Marroquíes como “Los que se distinguen de los hanifiin, porque son generalmente muy blancos de piel y tienen una fisonomía muy parecida a la europea; son muy limpios y muy urbanizados; sus casas suelen sor preciosas, sus mujeres son muy hábiles en bordados, y parecen tener un mayor grado de civilización”.
Hasta 1943 los gobernadores de Rabat eran todavía de origen morisco. Y, recién llegados de Hornachos, se solían distinguir porque sobre sus vestimentas llevaban una especie de bandolera cruzada al pecho y hasta la cintura, porque era un derecho que estando en España les había concedido a algunos el rey español Felipe V. Hace sólo unos años, creo que en 2003, aparecieron en Hornachos dos manuscritos del siglo XV empotrados secretamente en una pared al derruir una vieja vivienda, escritos en árabe, pero entremezclado con numerosas tendencias españolas. Son un devocionario islámico y un cuaderno de caligrafía árabe que utiliza textos coránicos, ambos sin autor conocido y aparecen escritos en dos tintas, de color negro para las consonantes, y de color rojo para las vocales. Tiene 234 páginas, la mayoría con seis líneas y bastante simétricas, hasta el punto de que los huecos que quedan al final de líneas se rellenan con algún dibujo. La Junta de Extremadura los guarda como preciosos tesoros o “joyas bibliográficas”,que recuerdan aquella época de los moriscos extremeños.
Había luego en Rabat otros moriscos que no eran procedentes de Hornachos, sino que fueron venidos de otros lugares de Andalucía, y de los que algunos también se ubicaron tras la expulsión en Fez y Tetuán. Y eran muy aficionados a la música.
Desde el siglo XV hasta el XX, no se concebía en buena parte de Marruecos ninguna fiesta pública ni privada en la que no tomaran parte los músicos andaluces, algunas de cuyas orquestas estaban subvencionadas por los propios Sultanes, porque se trataba de canciones tiernas y y apasionadas y cantos que encierran toda la poesía y la emoción de los jardines de Andalucía.; siendo creencia tradicional que cada “nuba” tiene relación con una pasión o estado de ánimo, destacando la canción llamada “Ya Assafi”, que encierra la melancolía de las puestas del sol vista desde la torre granadita de la Vela, y que comienza: “ Granada, Granada, de tu poderío ya no queda nada...”. La huella del pasado morisco de Rabat es todavía hoy visible en la larga muralla rojiza que cierra el lado sur de la Medina de Rabat. Se la conoce como la muralla de los andaluces, pero fue edificada por los moriscos extremeños llegados de Hornachos.
Los moriscos hornaceros, constituyeron una comunidad que aportó aspectos muy importantes a la historia de España de hace 400 años. Se trata de dos poblaciones hermanas que por la fuerza quedaron separadas, los que se quedaron y los que fueron arrancados a la fuerza de Hornachos. Fueron echados de una tierra próspera, de unas huertas llenas de naranjos y limoneros que era lo que más le gustaba a los antiguos moriscos, las norias, el regadío, las huertas, la agricultura, las fuentes, los pilares, sus calles y las casas angostas de la parte alta de dicha población; de las que sus descendientes hoy todavía conservan la memoria y la nostalgia, por transmisión de padres a hijos, el recuerdo y el afecto de dos poblaciones segregadas debido al fanatismo religioso y a la intolerancia de aquella época, que nunca debió de darse por ninguna de las dos partes.
Extraído de Web Islam

Los primeros homínidos fieles.

Las relaciones de pareja basadas en la fidelidad surgieron hace cuatro millones de años, el germen de la familia.


El concepto de lo que hoy conocemos como familia o, al menos el germen, nació hace más de cuatro millones de años. En esa etapa tan precoz de la evolución humana, nuestros antepasados los «Ardipithecus», apenas unos primates que caminaban sobre dos patas,dieron el paso necesario para que surgieran los valores familiares. Lo consiguieron al abandonar la promiscuidad por la fidelidad y la relación de pareja.
El cambio no fue casual y fue fruto de una combinación de variables que hizo cambiar la estrategia de las hembras para garantizar la supervivencia de su prole y también la de los machos menos favorecidos, según una investigación del Instituto Nacional de Matemáticas y Síntesis Biológica de la Universidad de Tenessee (Estados Unidos). Los detalles se publican en la revista científica «Proceedings».

Intereses mutuos.

La estrategia femenina cambió las reglas de la evolución. Ya no triunfaba ni se reproducía el más fuerte. Las hembras dejaron de elegir a los machos dominantes como pareja reproductiva por aquéllos menos importantes en la jerarquía, pero que les proporcionaban otras seguridades, desde alimento hasta protección para sus crías. A cambio, ellas se convirtieron en sus fieles compañeras.
Esta nueva investigación plantea dos asuntos interesantes, reflexiona Antonio Rosas, profesor de investigación del CSIC y del Museo Nacional de Ciencias Naturales. «Una es la estrategia combinada entre las hembras y los machos inferiores en la jerarquía de la dominancia. Ellos terminan llevándose el gato al agua, frente a los más fuertes. En lugar de pelearse con otros machos, utilizan su energía en ganarse a una hembra con comida y protección para las crías. Pero eso solo funciona con el requisito de la fidelidad. Si no sería una pérdida de tiempo y de energía».
Otros estudios ya habían apuntado al intercambio de sexo por comida entre nuestros antepasados. Lo original de este trabajo es el cambio de comportamiento simultáneo de machos y hembras por un interés mutuo, la acción combinada. Aunque ellas siempre marcan el paso: «Una vez que las hembras empiezan a mostrar cierto interés para que las abastezcan con comida, son ellos los que dejan de competir con otros machos por el favor femenino, explica el autor del estudio Sergey Gavrilets. En su opinión, su investigación describe «una auténtica revolución sexual».

El secreto de las catedrales.

El historiador asturiano González Romero sorprende con una teoría que hermana los templos de León y Burgos.


Un estudio del historiador asturiano José Fernando González Romero está revolucionando el conocimiento que sobre las catedrales góticas y su construcción se tenía hasta el momento. Bajo el título de «El secreto del gótico radiante», publicado por Trea, González Romero recoge las similitudes de los siete templos más representativos de este estilo arquitectónico, semejanza que le lleva a pensar en la autoría de un mismo arquitecto, el maestro Enrique, una figura de la que apenas se tienen datos pero del que se sabe que trabajó en León y en Burgos, y que falleció en 1277.


El gótico radiante se caracteriza por una arquitectura sofisticada y refinada que constituye un momento de gran esplendor con la luz convertida en elemento destacadísimo en el interior de los edificios. El significado simbólico y la alta teología comparten protagonismo con las grandes vidrieras, en ocasiones rosetones radiantes que dan nombre al modelo arquitectónico. 

González Romero sostiene que en esta encrucijada de arte y espiritualidad «surgen siete templos de extraordinaria belleza que coinciden con el reinado de Blanca de Castilla». Un recorrido personal por los mismos, analizando detalles que, a su juicio, no han sido estudiados en demasía por ser de menor relevancia, le ha servido para apostar por el maestro Enrique como autor de los siete monumentos: cinco franceses, entre ellos, la fachada de Notre Dame de París, y dos españoles, las extraordinarias catedrales de León y Burgos. 

Hasta ahora, la identidad del maestro arquitecto que trabajó en todas ellas era un enigma, pero el historiador asturiano se arriesga a dar el nombre de Enrique como probable constructor. Se basa para ello en las muchas similitudes que pudo comprobar durante el minucioso análisis que le permitió observar, entre otros detalles, «la utilización del mismo arte de cortar la piedra, los mismos sistemas de drenaje, iguales plantillas arquitectónicas e idénticos botones florales».

Sin querer dar nada por cerrado y dejando abierta la puerta a otras explicaciones, González Romero trata de buscar la conexión existente entre las catedrales de León y Burgos con el gótico radiante francés, producido durante el reinado de Luis IX (1226-1270). Ese vínculo común entre los siete monumentos -el coro de la catedral de Troyes (1228-1231), la rosa septentrional de Chartres (1230), el cuerpo de la ampliación «rayonnant» de la basílica de Saint-Denis (1231-1241), la capilla real de Saint-Germain-en- Laye (1238-1241), los últimos tramos de las torres de Notre Dame (1241-1245), la Sainte-Chapelle (1241-1248), el volumen radiante de Burgos (1250-1277) y el interior de la catedral de León (1250-1277)- que constituyen uno de los conjuntos más magistrales de toda la historia del arte, guarda un secreto que el historiador trata de desentrañar en las páginas del libro, que ilustra con más de un centenar de fotografías originales en blanco y negro y en color. 

«Los siete edificios son de maestros anónimos pero son iguales», afirma el estudioso, que pone varios ejemplos para subrayar las mismas características. Así, cita, entre otros, el rosetón de la fase radiante de las catedrales de Chartres, León y Burgos, que considera del mismo maestro.

Alarmante SOS de la Biblioteca Andalusí de Tombuctú ante la amenaza de los salafistas.



Uno de los numerosos manuscritos que se conservan en el Fondo Kati de Tombuctú. / María Jesús Castillejo
Los responsables del Fondo Kati (*), considerado el principal centro de documentación andalusí fuera de España, han realizado, junto con otras dos bibliotecas históricas de Tombuctú, un dramático llamamiento a la comunidad internacional para preservar este insustituible patrimonio, sin el cual difícilmente se podría conocer el papel que ha jugado el islam en el norte de África.

Tanto el Fondo Kati como el Instituto Ahmed Baba y la Biblioteca Mama Haidara han lanzado esta señal de alarma, recogida por la prensa local de Mali, ante el peligro que supone para este legado cultural el control de Tombuctú por el grupo salafista Ansar Dine (Defensores de la Fe).

Aunque la también conocida como “Ciudad de los 333 santos” fue ocupada a finales de marzo por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), de orientación laica e integrado por independentistas tuareg, de forma inmediata Ansar Dine, reforzado por milicianos de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), se hizo con el control de la ciudad. A partir de ese momento y según numerosos testimonios difundidos por sus habitantes a través de internet o por la prensa de Mali, comenzaron a aplicar su rígida interpretación religiosa, por ejemplo obligando a las mujeres a llevar velo o separando en las escuelas a los chicos y a las chicas. Igualmente habrían sido cerrados bares, hoteles y otros centros de esparcimiento para los numerosos extranjeros que suelen visitar la ciudad más turística de Mali.

Cartel de la Biblioteca Andalusí o Fondo Kati de Tombuctú. / María Jesús Castillejo
Ansar Dine ha sido, desde el mes de enero, “compañero de viaje” del MNLA en su ofensiva para expulsar del Azawad al Ejército. Sin embargo, una vez proclamada la independencia de Azawad el pasado 6 de abril, el MNLA se ha visto rebasado en muchas zonas por la inusitada fuerza adquirida por los fundamentalistas islámicos, que se oponen a la creación de un Estado tuareg y pretenden instaurar la charia en todo Mali.

De acuerdo con estas informaciones, inicialmente no se notó que la presencia de los grupos armados supusiera una amenaza directa para los numerosos edificios de valor artístico y arquitectónico. Sin embargo, a finales de abril acribillaron a balazos la escultura del jinete Alfaruk, mítico protector de la ciudad, y después destruyeron el Monumento de los Mártires, erigido en honor a quienes murieron masacrados por el dictador Musa Traoré en marzo de 1991 durante un levantamiento popular.

Pero el 4 de mayo ocurrió un hecho que ha sembrado una profunda inquietud sobre la actitud que tendrán los ocupantes hacia los históricos lugares que tiene esta población, catalogada en su conjunto por la UNESCO como patrimonio internacional.

Ese día, varios militantes fundamentalistas irrumpieron en el mausoleo de Sidi Amar, uno de los muchos santos enterrados en la ciudad. Según explicaron en su momento testigos presenciales, los hombres armados provocaron destrozos y echaron fuera a las personas que estaban rezando en su interior con el argumento de que adorar a los santos era pecado.  Después, a la vista de todos, quemaron la tela blanca que envolvía el mausoleo y detuvieron, temporalmente, a uno de los presentes que se atrevió a protestar.

Mezquita de Djingareiber. / Wikipedia
Venerar a personas consideradas santas es una de las piedras de toque en el enfrentamiento entre la interpretación salafista del islam y la que, por lo general, siguen las sociedades musulmanas. Para los radicales no se puede rezar a los muertos, mientras que para numerosas corrientes islámicas –sobre todo entre los sufíes- y de la misma forma que ocurre en el cristianismo con las ermitas y pequeños santuarios, es totalmente legítimo rezar a personas que, en su vida, se distinguieron por sus obras o sabiduría.

Ante esta situación, muchos habitantes han decidido abandonar la ciudad dirigiéndose a la parte sur del país, bajo control de las fuerzas de Bamako, mientras escasean los suministros y los comercios se ven abocados al cierre. Uno de los convoyes con ayuda humanitaria procedente del sur fue bloqueado por Ansar Dine debido a que en él viajaba una mujer.

¿Descubrieron América los europeos prehistóricos?

Una polémica hipótesis que apunta que cazadores de la Edad de piedra alcanzaron el Nuevo Mundo desde el Golfo de Vizcaya vuelve a la actualidad tras nuevos descubrimientos arqueológicos.
El debate sobre quiénes fueron los primeros en llegar a América vuelve a abrirse una vez más. En 1999, los arqueólogos Dennis Stanford y Bruce Bradley lanzaron una hipótesis revolucionaria que señalaba quelos europeos del suroeste de Francia y la cornisa cantábrica fueron los primeros en llegar a América a través del Atlántico hace entre 17.000 y 15.000 años. La teoría solutrense, como es conocida, no obtuvo un gran respaldo de la comunidad científica por varias razones, entre ellas la dificultad de cruzar el océano con la tecnología de la época, la ausencia en la cultura Clovis -supuestamente la más ancestral americana- de arte parietal y las escasas pruebas arqueológicas para sostenerla. Sin embargo, los científicos que la propusieron siguen convencidos. Sus nuevos argumentos son una serie de herramientas de piedra de estilo europeo de 19.000 a 26.000 años de antigüedad encontradas en seis lugares diferentes en la costa este de Estados Unidos. Según los autores, estos hallazgos se encuentran entre los descubrimientos arqueológicos más importantes desde hace varias décadas y pueden aumentar considerablemente nuestra comprensión de la propagación de la humanidad alrededor del mundo.

Según publica el diario The Independent, Dennis Stanford, del Instituto Smithsoniano en Washington, y Bruce Bradley, profesor de la Universidad de Exeter, los dos principales arqueólogos que han analizado todas las pruebas, proponen que europeos occidentales viajaron a América del Norte atravesando el filo de la parte congelada del norte del Atlántico con un bote o sobre el hielo. Con la Edad de Hielo en pleno apogeo, alrededor de tres millones de kilómetros cuadrados del Atlántico Norte estaban cubiertos de hielo toda o buena parte del año.

Capaces de cruzar el Atlántico.

Stanford y Bradley creen que los hombres de la Edad de Piedra eran perfectamente capaces de hacer el viaje de 1.500 millas a través del hielo del Atlántico, pero hasta ahora no tenían pruebas para demostrarlo. Sin embargo, creen que los nuevos materiales encontrados, entre ellos un cuchillo de sílex aparecido en el estado de Virginia, apoyan su teoría. De todas formas reconocen que aún hacen falta más investigaciones de los restos encontrados. De momento, su historia aparece publicada en un nuevo libro «Across the Atlantic Ice».
Los autores creen que aunque los europeos fueran los primeros en llegar, se encontraron en desventaja frente a los asiáticos que entraron en el Nuevo Mundo a través del puente de Bering hace unos 13.500 años, cuando Asia y América estaban unidas por una lengua de tierra. Los asiáticos tuvieron más facilidades para llegar durante muchos más años, lo que pudo favorecer su migración. Como resultado, los europeos, mucho menores en número, pudieron haber sido aniquilados por los recién llegados. Una polémica teoría que aún tiene mucho por demostrar.
Extraído de ABC