Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Descubren 20 geoglifos nuevos en el Amazonas.

Los geoglifos grandes figuras en la tierra, como las famosas líneas de Nazca, que se pueden ver desde el cielo. Con más de 10 mil años de antigüedad una serie de 20 de estos dibujos fueron hallados en la selva amazónica de Brasil, lo que lleva a 300 el número de estos hallazgos en todo el país.


Un grupo de investigadores descubrió en Brasil 20 geoglifos atribuidos a antiguos pueblos desconocidos y cuya presencia aumenta a más de 300 el número de esas formas geométricas en el suelo de la Amazonia Occidental.

Los geoglifos son estructuras arqueológicas que presentan diversas figuras (líneas, cuadrados, círculos, animales y hasta formas humanas) y se encuentran en diversos países. En Brasil se tornaron visibles luego de la tala de bosques en la región del estado de Acre.

El hallazgo se produjo mientras sobrevolaban una región comprendida entre los estados de Acre y Amazonas y las formaciones se encuentran principalmente en el extremo de mesetas en los valles de los afluentes al sudeste del río Purus.

Algunos geoglifos datan de aproximadamente diez mil años de antigüedad y llegan a medir centenas de metros. Los primeros hallazgos en Acre resultaron de exploraciones arqueológicas realizadas a fines de la década del 70.

El Blog de Amazônia obtuvo con exclusividad dos imágenes del nuevo hallazgo de esas formaciones. La primera es de un geoglifo que los investigadores consideran "complejo", pues presenta caminos paralelos, delimitados por muros. Esta formación se encuentra aproximadamente a 20 kilómetros de Boca do Acre (Amazonia, en la ribera derecha del río Purus.

La Junta alerta del estado del castillo y exige la adopción de medidas.

El edificio es propiedad de la familia Ballesteros, que lo cedió ‘extraoficialmente’.


Una reciente inspección por parte del personal técnico de la Junta de Castilla y León ha hecho oficial la evidencia: el castillo de Cea se deteriora progresivamente y las deficiencias que presenta hacen de él un edificio “altamente peligroso”.

Tras el reconocimiento sobre el terreno, el Servicio Territorial de Cultura y Patrimonio ha remitido al Ayuntamiento de Cea un informe donde se detalla el estado del edificio, sus debilidades y puntos negros, a la vez que se insta a que adopten “medidas urgentes” con el fin de evitar daños a terceros en el caso de que algún fragmento de la fábrica del castillo se precipite o sufran igualmente daños los visitantes que intenten acceder al mismo.

Se hace necesario precisar que la construcción, del siglo XV, se yergue sobre un castro muy escarpado a consecuencia de la erosión y en cuya base radica una zona de esparcimiento, –a orillas del río Cea– que sirve normalmente de punto de reunión y juego para los más pequeños.

Además, el acceso al castillo no está delimitado y tampoco existen señales de balizamiento que marquen los lugares peligrosos como así se viene exigiendo desde la Junta de Castilla y León, que no es la primera vez que llama la atención sobre esta materia, confirman fuentes consultadas por el este periódico.

Así todo, existe un problema de fondo que dificultaría cualquier adopción de medidas, y es que, la titularidad del Castillo de Cea, no está del todo clara.

Según fuentes municipales, la propiedad del Castillo de Cea corresponde a la familia Ballesteros que, no obstante, sí habría redactado en la década de los ochenta un documento a favor de la Junta Vecinal de Cea donando el bien. “Se hizo un intento de donación que fue nulo, no se ajustaba a la legalidad”, informan fuentes municipales. 

Así, la pieza, declarada Bien de Interés Cultural, sería todavía propiedad de la familia Ballesteros aunque estos últimos sí habrían mostrado su intención de traspasar el castillo al pueblo de Cea, intenciones que no quedaron plasmadas de acuerdo a la ley, aunque la construcción “sí se registró en el Catastro a nombre de la localidad”.

Hallan en el recinto fortificado de Aracena varias monedas de oro de la época almohade.


Se ha presentado los hallazgos producidos en el contexto de la intervención arqueológica que se está llevando a cabo en el recinto fortificado de Aracena, entre los que se encuentran varias monedas de oro de época almohade.
Según ha informado la Junta en una nota, en la rueda de prensa, también han estado presentes los arqueólogos encargados de la intervención, Timoteo Rivera, y Eduardo Romero.
El delegado de Cultura ha destacado que "es una satisfacción" colaborar con el Ayuntamiento de Aracena dentro del Plan Director de la puesta en valor del recinto fortificado de Aracena, y ha señalado que el hallazgo "más que el valor material, es el valor científico, que nos permite reescribir la historia de la ciudad de Aracena, la sierra de Huelva y el conjunto de la provincia".
Por su parte, el alcalde de Aracena ha señalado que "estamos de enhorabuena por poder visualizar un proyecto que empieza a caminar, estamos avanzando abordando un proyecto muy ambicioso".
Las acciones de investigación arqueológica, integradas en el Plan Director del recinto fortificado de Aracena están promovidas por la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, y se centran en la zona del alcázar y se encuadran dentro del conjunto de actividades que se han planificado para este conjunto histórico, de forma que permitan su puesta en valor.
Las excavaciones arqueológicas que se vienen desarrollando en el alcázar del castillo de Aracena han documentado un importante poblamiento islámico, principalmente de época almohade, previo a la edificación de la fortaleza. En concreto, se ha constatado una cultura material entre los siglos X al XIII y la presencia de viviendas islámicas de los siglos XII y XIII que formarían parte de la población conquistada por Portugal, a través de la Orden del Hospital, a mediados del s. XIII.
Las estructuras se encuentran en buen estado de conservación lo que permite el estudio de los elementos que se han documentado, así como la importancia de los materiales va a contribuir al conocimiento de esta época. Dado el valor científico en cuanto a la documentación de poblamiento islámico en el solar donde se erige el castillo bajomedieval y el estado de conservación de los restos, se va a integrar en el proyecto de restauración y puesta en valor del Alcázar del castillo de Aracena. La actuación arqueológica realizada en el castillo de Aracena tiene el objetivo de investigar este inmueble como paso previo para su conservación y puesta en valor.
La intervención también está permitiendo sacar a la luz una importante cultura material, cuyo máximo exponente es un tesorillo de 7 dinares acuñados en la Taifa de Sevilla, bajo el reinado de Al-Mutadid, en los años 441-450 de la Hégira (1049-1058 de la Era cristiana). Este conjunto monetal tiene un gran valor histórico porque permite, junto a otros elementos establecer la cronología del poblamiento islámico, así como precisar sus características.
También se ha podido documentar cerámica del tipo "verde manganeso" que podría precisar la fecha del asentamiento durante la etapa del Califato de Córdoba (s.X). Otros elementos que han visto la luz es la decoración epigráfica mediante estampilla en la cerámica, característica durante la etapa andalusí. Los textos que aparecen con mayor frecuencia son al-yumn (la fortuna, la felicidad), baraka (bendición), o al-mulk (el poder). También se documentan otros motivos decorativos: geométricos, vegetales, arquitectónicos o la "Mano de Fátima".
Las estructuras documentadas en los trabajos arqueológicos responden a los cánones de las viviendas islámicas. Este modelo de casas, datadas en los siglos XII y XIII, cuentan con patio central y una distribución periférica de las habitaciones. Desde la entrada se accedía al atrio o zaguán (satwuan) y desde este, al patio que contaba con jardines o estanques.
El patio de la casa islámica (wast al-dar) era el eje de la vida familiar, servía para comunicar, iluminar y ventilar todas las habitaciones de la vivienda. Ocupaba la parte central de la parcela y era un lugar de estancia, donde se realizaban muchas de las tareas diarias y se accedía a las otras dependencias: cocina, letrina y salones.
Los trabajos arqueológicos dirigidos por Eduardo Romero Bomba, Timoteo Rivera Jiménez y Omar Romero de la Osa, ha sido promovidos y financiados por el Ayuntamiento de Aracena, contando con el apoyo de la Delegación en Huelva de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.
A través de la arqueología se ha constatado que en la cumbre del cerro no sólo se asentó el castillo y la población bajomedieval de Aracena, sino que, cuenta con una importante secuencia de poblamiento que hay que retrotraer hasta la Prehistoria, teniendo uno de sus máximos exponentes la etapa andalusí.
El castillo de Aracena es una de las fortificaciones medievales que se integran en la Banda Gallega, como se denomina al conjunto de castillos que se localizan en las estribaciones occidentales de Sierra Morena y que han sido objeto de revalorización patrimonial en los últimos años gracias a los trabajos del Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía promovido por la Consejería de Cultura. El recinto fortificado de Aracena se componía de un primer anillo amurallado o cerca urbana que circundaba todo el cerro para ofrecer protección a los pobladores medievales. Entre esta muralla y el castillo se localizaban las viviendas y la iglesia Prioral.

Localizan naufragios de la época romana en costas de Grecia.


El descubrimiento fue realizado por expertos griegos y data del siglo III, lo cual pone en duda la teoría de que los capitanes antiguos preferían rutas costeras y no el mar abierto.

Un par de naufragios de la época romana fueron encontrados por expertos griegos, en aguas profundas frente a una isla occidental de Grecia, durante estudios que realizaban en una zona donde se instalará un gasoducto submarino griego-italiano.
El reciente descubrimiento del siglo III pone en duda la teoría de que los capitanes antiguos preferían las rutas costeras y no el riesgo que representa el mar abierto.
De acuerdo con información publicada en diversos medios internacionales, los restos de los navíos se encuentran en el lecho marino a una profundidad de un kilometro 200 metros y a un kilometro 400 metros entre Corfú e Italia.
En declaraciones a la prensa internacional, la jefa del Departamento de Antigüedades Submarinas de Grecia, Angeliki Simossi, señaló que por lo general los restos de barcos hundidos se encuentran a una profundidad aproximada de 30 a 40 metros y no cerca de la costa.
Extraído de Milenio

Easel.ly, una herramienta web para incorporar infografías en tus proyectos y trabajos.



Aunque no es la primera en su género, Easel.ly es una buena herramienta que te permite dar “ese valor añadido” a tus trabajos. Simplemente tienes que registrarte y seguir los pasos que te indican, seleccionando plantillas e iconos a tus infografías.
Una gran biblioteca de objetos están a tu disposición, más las que tú quieras añadir con la función upload.  Es una herramienta muy intuitiva, con gran capacidad de exportación a jpg, png, svg o pdf. Los colores de la paleta son limitados como también los son el número de plantillas.
Otra herramienta similiar y pionera es Visual.ly
Extraído de Paleorama

El Prado se fija en la relación entre Murillo y su mecenas.



El Museo del Prado inaugura este martes la exposición 'Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad'. La relación entre ambos tuvo como fruto algunas de las obras más importantes del barroco sevillano.

La muestra, coorganizada con la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery (en cuyas respectivas sedes se presentará posteriormente, tras su clausura en el Prado), reúne un conjunto de obras tardías de Murillo fruto de su relación con don Justino de Neve, canónigo de la catedral de Sevilla e importante mecenas y amigo personal del artista, constituyendo un excelente testimonio de algunos de los proyectos artísticos más importantes acometidos en el barroco sevillano.

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¿Dioses o amenaza? La visión del aborigen canario sobre las gentes del mar.



Las "gentes del mar" que llegaron a Canarias a partir del siglo XIV fueron vistas por los aborígenes como seres que se trasladaban en casas o en pájaros que volaban por el mar. Para los isleños de algunas islas eran dioses, pero para los nativos de otras eran navegantes con claras intenciones de dominio.

Así lo indica en una entrevista a Efe el conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, José Juan Jiménez, quien ha investigado y publicado diferentes trabajos sobre el periodo del contacto interétnico entre indígenas y europeos desde fines de la Edad Media a los comienzos del Renacimiento.

José Juan Jiménez, que también es doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna y acaba de publicar "Los aborígenes, el más allá y los espíritus de los antepasados", señala que -como ocurrió en otros lugares de América- las poblaciones autóctonas de Canarias acogieron aquellas travesías de forma diversa, según los relatos surgidos a partir de su propia tradición oral.

Ello explica las actitudes de amistad o de resistencia que encontraron los europeos al saltar a tierra.

En el caso de Fuerteventura, existía una explicación de carácter adivinatorio y premonitorio debido a que interpretaban unas nubecillas que aparecían sobre el mar al amanecer del día en que comenzaba el solsticio de verano como la materialización de los espíritus de sus antepasados.

Según refiere fray Juan de Abreu Galindo, la isla fue ocupada con cierta facilidad por los conquistadores normandos porque dos mujeres nativas llamadas Tibiabín y Tamonante habían anunciado que por el mar iba a venir cierto tipo de gente y aconsejaron que tuviesen paz y quietud.

Tanto en Fuerteventura como en Lanzarote los majos -nombre de sus antiguos habitantes- hacían sacrificios y rituales en el interior de cuevas, en las cuales invocaban y llamaban a los espíritus de sus antepasados que "andaban por los mares" y los veían en forma de pequeñas nubes que surgían en el litoral, como también lo transmitió el capellán y licenciado Pedro Gomes Scudero.

Asimismo, según un adivino aborigen llamado Yone, por el mar y en navíos que blanqueaban con sus velas había de venir el dios Eraoranzan de los bimbaches -antiguos habitantes de El Hierro- y aconsejaba a su pueblo que lo recibiesen sin peleas ni huyesen de él.

Por ello, cuando los nativos de El Hierro vieron llegar los navíos europeos rememoraron con su tradición oral el recuerdo del augurio de Yone y creyeron que en aquellas "casas blancas" venía a verlos su Dios.

Abreu Galindo añade que como vieron cumplido el pronóstico fueron a la costa a recibirlos "con mucho contento".

Pero no ocurrió lo mismo con los guanches en Tenerife, pues su adivino Guañameñe había profetizado que por el mar iban a llegar dentro de unos pájaros grandes gentes blancas "que habían de enseñorear la isla", según la información recabada por fray Alonso de Espinosa.

Además de los relatos orales recogidos por las fuentes etnohistóricas, en algunas estaciones rupestres de casi todas las islas pueden contemplarse grabados que representan embarcaciones europeas realizadas con técnica y estilo indígena, "síntoma del impacto ocasionado por la arribada de los navegantes" detalla el arqueólogo.

José Juan Jiménez dirigió en su día los trabajos de investigación sobre el Barranco del Muerto (Santa Cruz de Tenerife), donde se contabilizaron más de 30 paneles con inscripciones entre las que hay barcos esquematizados y una embarcación muy semejante a una coca bayonesa catalano-mallorquina del siglo XIV.

Ello demuestra que los marinos bajomedievales habían navegado hasta la isla -entonces denominada Tenerfix- ciento cincuenta años antes de que se produjese la conquista castellana.

Asimismo, es muy plausible que algunos grabados rupestres en forma de cruz sean una esquematización de los palos mayores y menores de embarcaciones con las velas plegadas o desplegadas que se detenían a "hacer aguada" (recoger agua en el litoral) mientras en otras ocasiones representan claramente el símbolo cristiano.