Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Jesús, un perturbador del orden establecido

Todo apunta a que es condenado a la cruz como culpable de insurrección contra el Imperio romano


Posiblemente, el 7 de abril del año 30 d.C., por órdenes del procurador romano Poncio Pilato, Jesús muere ejecutado a las afueras de Jerusalén, cerca de una vieja cantera. Todo apunta a que es condenado a la cruz como culpable de insurrección contra el Imperio romano. La libertad con la que predica resulta peligrosa e inquietante, y comienza a preocupar mucho a varios sectores sociales. Con su proclamación de la venida del reino de Dios, entre otros factores, comienza a ser considerado como una amenaza y un estorbo para los poderes políticos, económicos e, incluso, religiosos. Su discurso desafía al sistema, se convierte en un profeta peligroso y, al final, lo paga con su vida.

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Tras los secretos de ‘La adoración de los tres Reyes Magos’ de El Bosco

Esta excepcional obra de arte, que a simple vista puede parecer sencilla, encierra una compleja iconografía

Tríptico abierto en el que se muestran las tres tablas

El pintor neerlandés Jheronimus van Aken (1450-1516), más conocido en nuestro país como el Bosco, es un artista enmarcado dentro de la pintura flamenca cuyos lienzos, llenos de una imaginación desbordante y escenas rocambolescas, hacen de él un genio inclasificable, extraordinario y único.

Las manifestaciones de fe y la oración de Jesús

Jesús se muestra bastante comedido a la hora de mostrar su vida interior con la divinidad


La manera de actuar de Jesús y el mensaje que predica no se conciben si no se tiene en cuenta ni su forma de entender el judaísmo ni su forma de sentir a Dios. El inconveniente es que, en los textos evangélicos, Él aparece como un personaje bastante comedido a la hora de mostrar su vida interior con la divinidad. Tanto es así que sólo se puede entrever algo de su experiencia religiosa leyendo entre líneas las palabras que pronuncia y atendiendo a sus gestos, ya que nunca llega a explicar explícitamente cuál es su idea de Dios. Realmente, en el Nuevo Testamento, solamente se muestra su vivencia con lo divino y, en todo caso, su forma diferente de expresarlo a los demás. Aunque, claro está, el Dios de Jesús es el mismo que el del resto del pueblo de Israel.

En la actualidad, se aprecia que no hay muchos estudios serios que reflejen cuál es la experiencia religiosa real de Jesús, quizás porque este terreno es algo movedizo. Pagola, en su caso, opina que Jesús actúa movido por su experiencia de Dios y que invita a los demás a creer y acoger a Dios de la misma forma que Él lo hace. Además, para este mismo autor, la diferencia entre la divinidad para los judíos y para el Nazareno se encuentra en que los primeros dan mayor importancia al sistema religioso, es decir a la Ley, el ayuno, el sábado, etc.; y Jesús a la vida, esto es, a la dignidad de las personas, la justicia o la misericordia. Sea así o no, cosa que se va a desarrollar en lo que sigue, lo cierto es que la relación que Jesús tiene con lo divino causa en su entorno una gran impresión.

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Jesús de Nazaret, ¿hacía milagros?

Hacer milagros es algo totalmente ‘verosímil’ para la época


En los Evangelios se describe a Jesús como un exorcista, un curandero, un resucitador y un hacedor de milagros sobre la naturaleza. Esta actividad prodigiosa que desarrolla atrae a mucha gente en su tiempo. De hecho, en muchos pasajes evangélicos se le muestra recorriendo las aldeas predicando la llegada del reino de Dios, mientras que expulsa demonios, cura a enfermos, resucita a los muertos y realiza milagros sobrenaturales. Ésta es, al menos, la distinción de los milagros de Jesús que hace Piñero, tomando a su vez como referencia la clasificación que hace Meier. Pero, cabe preguntarse, ¿tienen estas portentosas facultades de Jesús algún carácter histórico?

No es fácil precisar el grado de historicidad de cada uno de los relatos transmitidos por las tradiciones evangélicas. Sin embargo, parece cierto que Jesús realiza estos milagros o, mejor dicho, que estas acciones son consideradas como verídicas por sus contemporáneos. No obstante, no hay que perder de vista que el que alguien haga este tipo de prodigios, o al menos así se crea, en el contexto mental que se está tratando, es algo totalmente “verosímil” para la época.

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Jesús, un hombre cercano con las mujeres

Muchos autores de la época de Jesús, como Flavio Josefo, entienden que ‘la mujer es inferior al varón en todo’


La situación de la mujer en el Israel del siglo I d.C. se asemeja bastante a la que predomina en todo el mundo antiguo y, sobre todo, en el Mediterráneo oriental. En este contexto social, por un lado, la noción de estatus o clase se entiende como algo “natural” o, lo que es lo mismo, que es generado por la propia naturaleza de forma inmutable. En este sentido, la regla fundamental es que cada cual debe actuar de acuerdo con su estatus o clase, esto es, el hombre como hombre y la mujer como mujer. Esta conducta se define por las diferencias físicas y, según se observa en autores de la época como Flavio Josefo, obedece a la idea de que “la mujer es inferior al varón en todo”. Por otro lado, sobresale la diferenciación del honor frente al deshonor y la vergüenza. Se tiene “honor” cuando un individuo se comporta según lo que su sexo y estatus social hacen esperar de él, atendiendo a las normas comunes propias del grupo social al que pertenece, y “deshonor” cuando uno no se comporta así.

De esta forma, en Galilea, las mujeres se encuentran en un estado de inferioridad y de sumisión a los hombres que está admitido socialmente, y esto las hace muy vulnerables. No obstante, para conocer la relación que Jesús mantiene con ellas, hay que tener en consideración tres factores fundamentales. El primero es que las fuentes están escritas por hombres y, como es de esperar, que éstos narran los hechos desde un punto de vista masculino, omitiendo toda la percepción femenina. El segundo es que el lenguaje que utilizan estos autores es genérico y sexista, por lo que se camufla toda la presencia femenina en los relatos. Así, por ejemplo, sólo se habla de discípulos y de niños, y no de discípulas ni de niñas. Y, para finalizar, el tercero es que, desde entonces hasta la actualidad, los exégetas y comentaristas aplican una lectura tradicional masculina de los textos neotestamentarios, lo cual influye en la imagen de lo femenino.

En definitiva, a la hora de analizar los textos, hay que distinguir bien entre lo que piensa respecto a las mujeres el Jesús de la historia y lo que opinan sus “biógrafos” o comentaristas, esto es, los autores de los Evangelios tanto canónicos como apócrifos. Es necesario, por tanto, atender a la estratigrafía de los textos evangélicos teniendo en cuenta niveles como el más cercano a la vida de Jesús, a sus discípulos inmediatos, a los evangelistas o a las comunidades en las que viven, y a los autores posteriores a éstos.

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Jesús, el aliento de los más humildes

Herodes Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo


Herodes Antipas, a pesar de que sólo recibe la categoría de tetrarca desde Roma, intenta seguir los pasos de su padre, Herodes I el Grande. Se esfuerza, para ello, en construir también su pequeño reino dentro de la tierra de Israel. En el tiempo que dura su mandato, se encarga de reconstruir la antigua ciudad de Séforis, situada en la Baja Galilea, y de levantar Tiberíades, cuyo nombre hace honor al nuevo emperador de Roma, Tiberio. Ambas ciudades pasan a ser los centros administrativos de control de todo el reino y, además, se convierten en los lugares de residencia de las clases dominantes, las poseedoras de la riqueza, del poder y del honor.

Sin embargo, en contraste con el poderío de las urbes, la situación en el mundo rural es totalmente inversa. La gente humilde, que normalmente vive en las aldeas, sufre una fuerte presión económica para poder financiar todas las obras que se están llevando a cabo en el reino. Se ven obligados a pagar más tributos, se les suben las tasas y, en consecuencia, crece el endeudamiento. En muchos casos, esta gente llega a perder incluso sus tierras, que pasan a engrosar las propiedades de los grandes terratenientes. Asimismo, el aumento de los monocultivos de trigo, aceite y vino, para sacar un mayor rendimiento a las tierras, dificulta que los más humildes puedan encontrar los productos básicos para el mantenimiento de sus familias, por lo que su situación empeora mucho.

Del mismo modo, Antipas impulsa la difusión de la moneda, pero esta acción no beneficia en nada al campesinado, al menos a corto plazo. No hay que perder de vista que, en esta época, en mayor o menos medida, únicamente las élites urbanas disponen de dinero para poder funcionar en sus negocios. Solamente estos cabezas de la sociedad manejan el oro y la plata, y atesoran estos metales preciosos en sus arcas. No obstante, en este régimen de subsistencia, los más humildes solamente llegan a manejar, en el mejor de los casos, el bronce y el cobre.

En definitiva, la actividad constructiva que desarrolla Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo. Así que, ante esta injusta situación, ¿qué posición adopta Jesús de Nazaret?

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El grupo de seguidores de Jesús

Jesús inicia un movimiento de predicación semejante al de Juan el Bautista


Jesús inicia un movimiento de predicación semejante al de Juan el Bautista y se hace seguir por hombres y mujeres, tanto de Galilea como de otras tierras, para que le ayuden en su gran labor de predicar la venida del reino de Dios, que está próxima. Para su misión, Él mismo educa a este grupo de seguidores, que le acompaña durante toda su vida pública e itinerante. Aunque su vivencia es breve, ya que puede que dure pocos años, la experiencia es muy intensa. De este grupo de seguidores, tras su muerte y resurrección, se inician una serie de movimientos que dan origen a los cristianismos primitivos.

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