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Inge Prader revive la obra de Gustav Klimt

Uniendo un gran evento para una causa social, como es la recaudación de fondos para los enfermos de Sida, con una visión artística la fotógrafa Inge Prader revive las obras de Gustav Klimt

Imagen: ‘Watersnakes II’ 
Inge Prader es una famosa fotógrafa de moda de origen danés, Visa, Henkel y el Financial Times, son sólo alguno de los medios y firmas para los que ha trabajado. Desde el año pasado es muy fácil encontrar su nombre en cualquier página de internet que verse sobre arte o causas sociales, pues fue la elegida para hacerse cargo del evento Style Bible 2015, organizado de la mano del Life Ball, el mayor acontecimiento europeo de apoyo a los enfermos de Sida.

La organización sin ánimo de lucro fue creada en 1992 por Gery Keszler y Torgom Petrosian. El LifeBallse trata de organizar una fiesta por todo lo grande para la recaudación de fondos que posteriormente se reparten para ayudar a la investigación y a casos concretos, el evento se celebra en Viena, la capital austriaca.

Si hay un pintor fetiche para los austriacos ese es el autor Gustav Klimt (Baumgarten, 14 de julio de 1862 – Alsergrund, 6 de febrero de 1918), seguramente por ello fue el elegido por la fotógrafa Inge Prader para realizar una recreación de sus obras pero utilizando modelos reales, con un resultado francamente espectacular.

Klimt fue un pintor simbolista, de estilo personal, muy ornamentado, uno de sus temas más recurrentes fue el desnudo femenino, Prader ha buscado dos cosas en su trabajo, por un lado mantenerse fiel a las obras originales de Klimt, pero por otro ha sabido aportar su sello personal a las fotografías consiguiendo así unas obras de una belleza única.

Klimt opinaba que en la naturaleza no existía la simetría ni las formas perfectas y trató de plasmar esto en su obra valiéndose de formas redondeadas y sinuosas. Particularmente destacada es la denominada fase dorada del autor (porque los fondos de las obras de esta época están realizados en pan de oro). Obras destacadas de Klimt, que Prader reproduce son El beso, el Retrato de Adele Bloch-Bauero el famoso friso de Beethoven, las fotografías reproducen fielmente el barroquismo y la intensidad de los colores amarillos y ocres tan característicos del autor, así como la sensualidad de los cuerpos femeninos desnudos utilizando para ello un ingente atrezzo y un excepcional juego de luces y sombras que consiguen recrear la obra de Klimt de manera tridimensional.

Al evento acuden personas destacadas de la alta  sociedad de todo el mundo, por ello es la elección de Klimt doblemente apropiada, pues fue un autor que gozó en vida de una gran popularidad de la sociedad vienesa y estuvo en contacto con los círculos intelectuales más prestigiosos de su época, como representante de la llamada Secesión Vienesa.

Recordemos que una de las características del arte actual es la reinterpretación del arte anterior, en este sentido la obra de Inge Prader es a la vez un homenaje al gran pintor austriaco y una muestra de su mirada artística novedosa, pues para reinterpretar a un autor no sólo hay que conocerlo a fondo, sino hacerlo con una visión amplia y libre de prejuicios.

Imagen| Wikipedia

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