Ninguna de las obras de las que encontró mereció
tanta fama para Curtius como el mármol de Hermes con el niño Dioniso
Ernst Curtius y el Hermes de Praxíteles |
Ernst Curtius es uno de
esos grandes arqueólogos decimonónicos que todo niño sueña ser de mayor. Nació
en Lübeck, una población situada al norte de Alemania, en el año 1814. Durante
su vida, viajó extensamente por toda Grecia
y llegó a alcanzar un gran renombre como historiador y como arqueólogo.
En 1844, cuando contaba
con treinta años de edad, Curtius aceptó su nombramiento como profesor extraordinario en la Universidad
de Berlín y, más tarde, obtuvo el cargo de tutor del príncipe Federico
Guillermo, lo cual no era nada desdeñable en su época. Posteriormente, entre 1857 y 1867, nuestro protagonista
escribió, entre otras obras, un libro de divulgación general titulado Geschichte Griechenlands o, traducido al
castellano, Historia de Grecia.
No obstante, si Curtius
ha pasado a la historia ha sido primordialmente por los trabajos arqueológicos que realizó en Olimpia, en Grecia. Pero ¿cuál
fue su labor allí?
En 1874, se concluyó un acuerdo con el Gobierno griego por el
que se concedía al Instituto
Arqueológico Alemán el derecho exclusivo de excavar en el sitio en el que
se encontraba la antigua ciudad de Olimpia. Desde entonces, la tarea se
encomendó exclusivamente a los arqueólogos alemanes. De hecho, durante varios
años, Curtius llevó a cabo una serie de meticulosas excavaciones en todo este yacimiento
heleno, aunque se centró fundamentalmente
en el Templo de Zeus y Hereo, donde se sacaron a la luz un gran número de
soberbias obras de arte de la escultura y de la arquitectura griegas.
Sin embargo, ninguna de las obras extraídas mereció tanta
fama para Curtius como el mármol de Hermes con el niño Dioniso, fragmentado en diversas piezas que se fueron descubriendo en diversas
intervenciones. Esta obra está considerada por muchos especialistas,
aunque no hay un consenso general, como una escultura original realizada por el Praxíteles, el genial escultor
del siglo IV a. C., y una de las grandes esculturas de la historia del arte
clásico.
El mármol de Hermes con el niño
Dioniso fue hallado por Curtius y su equipo, en el año 1877, entre las ruinas del templo dedicado a Hera,
donde antiguamente formaba parte de la ornamentación del edificio. Se trataba
de una obra escultórica exenta, inspirada en la mitología griega, en la que
destacaba su concepto de perfil griego y su famosa curva praxitélica. Dichos
elementos han llevado a este Hermes a ser uno de los referentes de belleza
clásica dentro del arte de la escultura.
Para concluir, Curtius murió en Berlín, a una edad bastante
avanzada para la época, en el año 1896.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Vía|
CERAM, C. W. El mundo de la arqueología.
Ed. Destino, Barcelona, 1969
Imagen|
Wikipedia
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