Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Albert Pla

“EL lado más bestia de la vida”

Iglesia del Salvador de Sevilla y su historia.

Las dos historias del Salvador.
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De mezquita mayor a templo clasicista con interior barroco: ésa es la biografía del Salvador puesta al descubierto por la restauración del edificio. Su pasado puede llegar más lejos: a la época romana: Quizá hubiera allí una basílica después convertida en templo cristiano. No hay evidencias documentales pero columnas y capiteles del patio sugieren ese pasado. Sí está determinado que el solar acogió a la mezquita Addabás, aljama de la ciudad hasta que el aumento de población exigió mayor recinto. Del pasado árabe queda a la vista el patio (disminuido recuerdo del dedicado a las abluciones) y la parte baja del alminar, que se levanta en la calle Córdoba. Lo demás estaba literalmente enterrado, como los restos de la iglesia colegiata en que se convirtió la mezquita, tras la conquista, girando su orientación: hacia levante en lugar de mirar al sur.
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Los clérigos de la colegiata mantuvieron, frente a la catedral, la dignidad del templo. Quizá por eso querían convertirlo en una gran iglesia. Iniciadas las obras en 1671, errores de cimentación hundieron la estructura. Las intervenciones sucesivas de Granados de la Barrera y Leonardo de Figueroa terminaron el templo en 1712. Su concepción era clásica y su interior luminoso pero los retablos mayor y sacramental le añadieron espléndida impronta barroca.
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El libro une a estas vicisitudes la reseña de los arquitectos que intervinieron en la obra, las influencias que el templo tuvo en edificios posteriores y la incomprensión que sufrió durante el siglo XIX y buena parte del XX. ¿Pudo esta mala fortuna crítica (y la conversión en parroquia) influir en el relativo abandono del templo?
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A todo ello hay que añadir otra historia, la de la restauración que ha ocupado al autor, el arquitecto Fernando Mendoza, durante más de veinte años. Las primeras alarmas, en 1987, sólo llevaron a intervenciones puntuales. En 2003, la notoria precariedad del edificio y cierta presión cívica lograron que se abordara un proyecto de alcance que ha permitido precisar y remediar el principal riesgo para la estabilidad del templo (un brazo fósil del río que corre en su subsuelo), sacar a la luz los restos de la antigua colegiata (protegidos en una cripta por un forjado de hormigón), devolver la claridad clásica a sus trazas y recuperar el brillo sensual de los retablos oculto por centímetros de polvo y hollín.
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Hay finalmente en el libro dos aspectos de sumo interés para quien se acerca a él: uno de ellos, la información gráfica dada por casi 800 fotos y unos 220 planos. El otro, que la restauración, como muestra el autor, fue un esfuerzo colectivo en el que han cooperado numerosos investigadores y especialistas. Un libro pues en el que se aprenden muchas cosas. No sólo del pasado remoto.
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Extraído del Diario de Sevilla

Sobre la diversidad.

A medida que nos acerquemos al aniversario de los 150 años de la Teoría de la Evolución de Darwin veremos un crecimiento exponencial de artículos sobre este genial personaje y también sobre dicha formulación. Uno de los conceptos que nos pueden resultar más impactantes es el de diversidad específica. En esta corta aportación quiero hacer una reflexión diacrónica sobre la pérdida de diversidad de nuestro género, el género Homo.

Como es bien conocido, nuestro género emerge en el Plioceno africano hace unos tres millones de años. Desde este momento el linaje humano ha ido prosperando de tal forma que en la actualidad el único homínido vivo es el Homo sapiens. Lo más importante consiste en explicar que antes no siempre había sido así. Solamente hemos de retroceder unas decenas de miles de años y nos encontramos que en nuestro planeta vivían cuatro especies: Homo erectus y Homo floresiensis en Asia, Homo Neanderthalensis en Europa y el Oeste de Asia, y el Homo sapiens en África y Euroasia.

Ahora nuestro género solo esta representado por una única especie: el Homo sapiens. La pérdida de diversidad ha sido vertiginosa desde hace unos 15.000 años y sólo nosotros sobrevivimos a la extinción. Esto debe ser un toque de atención. La desaparición de la diversidad biológica de nuestro género la hemos corregido con el aumento de diversidad social y cultural; de esta manera hemos compensado la presión selectiva del medio.

La importancia que ha tenido para nuestra evolución como especie la selección cultural solamente se visualiza cuando ésta juega un papel determinante en los procesos de adaptación. En este sentido, adquisiciones como la conciencia han sido fundamentales para poder autoanalizar nuestra propia trayectoria. La misma Teoría de la Evolución es un producto de la selección cultural.
La diversidad es una estrategia del espacio tiempo singular del planeta para poder asegurar a los organismos mecanismos de resistencia frente a la presión del medio. Al adaptase a través de distintas estrategias se consigue aumentar la eficacia y, como consecuencia, crecer demográficamente, lo que a la vez permite extenderse espacialmente y conquistar nuevos territorios. Esto permite la especiación por alopatría, cosa que favorece la emergencia de organismos más preparados para el contexto donde se desarrollan, incrementándose de este modo la diversidad de un mismo género.

Nuestra especie se ha extendido por todo el planeta de esta manera. Así pues, vivimos en toda la superficie de los diferentes continentes y estamos en conexión, la especiación por alopatría ya no es posible. Esto plantea una ruptura evolutiva respecto a las especies que nos habían precedido. Esta ruptura tecno-social tiene que prepararnos para la integración de la diversidad.

La evolución es el marco en el que los organismos emergemos y nos reproducimos. Los humanos como organismos con conciencia tenemos que ser capaces de construir una organización humana que pueda corregir los efectos de la selección natural, lo hemos de hacer con la selección técnica de la que Darwin, por supuesto, ya nos habla en su libro 'El origen de las especies'.

La selección técnica matizará los efectos de la selección natural, será mejor; por lo menos, así lo deseamos.

Extraído de El Mundo

La civilización 'yope' muestra sus tesoros.

Un nuevo centro arqueológico en México muestra los restos de un grupo social que sobrevivió a los aztecas.

Este martes ha sido inaugurado en México un centro arqueológico de la cultura yope, que nunca llegó a ser sometido por los aztecas. La zona arqueológica de Tehualco, situada en el estado de Guerrero, es un antiguo centro ceremonial yope, y se compone de estructuras piramidales, petrograbados y cuevas de culto al Sol, entre otros elementos arqueológicos y astronómicos.

"Su importancia radica en que fue uno de los pocos señoríos que lograron mantenerse independientes a los tenochcas (aztecas), porque nunca pudieron ser sometidos, tal vez por lo abrupto del terreno donde se asentaron", ha explicado el responsable del proyecto arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Miguel Pérez Negrete.

Entre las estructuras monumentales destacan el Juego de Pelota, que mide 37,8 metros de longitud, y la pirámide denominada La Incinera, con altura de 20 metros, sede de rituales relacionados con el culto al Sol al agua, y de medición del tiempo, que eran realizados por sacerdotes y gobernantes.

Según Pérez Negrete, los yopes fueron destacados ingenieros que desarrollaron un tipo de construcción que permitía que las estructuras y los muros tuvieran movilidad en caso de temblores, muy frecuentes en la región.

Extraído de El País

Descubren dos nuevas especies de dinosaurio en el desierto del Sáhara.

Un equipo de científicos ha descubierto dos posibles especies nuevas de dinosaurio durante una expedición al desierto del Sahara. Según ha informado la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) en un comunicado, el hallazgo constituye uno de los hallazgos "más apasionantes que ha dado la paleontología en África en los últimos 50 años".

Se trata de un hasta ahora desconocido saurópodo, un dinosaurio vegetariano de enormes proporciones, y de una nueva especie de pterosaurio, el primer reptil que desarrolló la habilidad de volar, que se considera que vivieron hace casi 100 millones de años.

Los fósiles de ambas especies prehistóricas fueron encontrados por un equipo conjunto de investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), el University College de Dublin y la Universidad Hassan II de Casablanca (Marruecos).

El hallazgo se produjo en el sureste de Marruecos, cerca de la frontera con Argelia, y los investigadores subrayaron que es "extremadamente raro" descubrir restos de estas características.

Los fósiles encontrados corresponden a un gran fragmento del pico del pterosaurio y a un hueso de un metro de longitud del saurópodo, que indica que perteneció a un animal de 20 metros de longitud.

El trabajo en el desierto del Sahara estuvo dirigido por el profesor Nizar Ibrahim, del University College de Dublin, quien destacó que "encontrar dos especímenes en una expedición es sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que pueden representar especies completamente nuevas".

David Martill, paleobiólogo de la Universidad de Portsmouth, destacó que "los animales vegetarianos son poco comunes en esa región, por lo que encontrar uno de este tamaño es muy emocionante".

"Se trata de un gran descubrimiento", añadió Martill, quien subrayó que el hallazgo es la culminación de una búsqueda que comenzó en 1984, cuando una tormenta de arena le impidió poder excavar en el lugar donde ahora se han encontrado los restos.

El profesor Ibrahim será a partir de ahora el encargado de analizar en detalle los fósiles y determinar de manera fehaciente lo que ahora mismo es una certeza casi absoluta.

"Tras nuestro primer examen sobre el terreno, estamos casi seguros de que tenemos dos nuevas especies en nuestras manos", dijo Ibrahim, quien estudiará los restos durante los próximos seis meses y elaborará una tesis con los resultados de la investigación.

Los paleontólogos estuvieron un mes en el desierto y recorrieron en un todoterreno más de 8.000 kilómetros, atravesando las montañas del Atlas y luchando contra tormentas de arena e inundaciones, en lo que describen como una aventura "al estilo Indiana Jones".

Tras descubrir el hueso del saurópodo tuvieron que ir al pueblo más cercano para conseguir yeso con el que protegerlo de las fuertes lluvias que caían, lo que implicó cruzar varios ríos inundados de noche con el agua entrando por las puertas del todoterreno.

Las lluvias también les tuvieron aislados durante 4 días en la cordillera del Atlas por la crecida del río Ziz y tuvieron que bajar el hueso del saurópodo de una montaña, encima de una carretilla de madera, tras retirar miles de piedras del camino.

"Hubo un momento en el que nos cuestionamos si podríamos salir del desierto con el hueso, pero habíamos trabajado tan duro para encontrarlo que nos resistimos a dejarlo atrás. Nos costó cinco días desenterrarlo y bajarlo de la montaña", relató Ibrahim.

Pero los problemas no terminaron ahí, añadió el profesor, porque el peso del hueso hundía constantemente las ruedas del todoterreno en las dunas, lo que convirtió el regreso en un via crucis.

Todo por la ciencia y por tener nuevas evidencias, afirmó el profesor Ibrahim, de que "hace millones de años el Sahara era un vergel tropical, en el que vivían dinosaurios gigantes, un lugar totalmente distinto al desierto de polvo que podemos ver hoy".

Tras su estudio en Dublin, los huesos viajarán a Marruecos para ser expuestos en un museo de ciencias naturales por determinar.

Extraído de El Mundo

Reconstruyen las sequías de los últimos 500 años gracias a los archivos catedralicios.

Un grupo de investigación español ha reconstruido las series de sequías de 1506 a 1900 a través de los registros de ceremonias de la Catedral de Toledo, para observar la variabilidad de los periodos de escasez de lluvias en España en los últimos 500 años.

A los registros ceremoniales se suma el análisis a corto plazo de datos meteorológicos y de los anillos de crecimiento de los árboles, según informa el servicio de noticias científicas SINC.
La recopilación de documentos históricos como los registros de las rogativas de la Catedral de Toledo y Municipales (ceremonias cuyo origen se remonta a ritos agrícolas romanos) ha permitido a los investigadores caracterizar el periodo climatológico de 1506 a 1900 en Toledo y Madrid, en especial extremos climáticos como las sequías.

Después de procesar la información, los científicos han publicado su trabajo en 'Global and Planetary Change'. Su artículo muestra que durante la mayor parte del siglo XVI en España las sequías fueron escasas y más cortas que en los siguientes períodos.

Del periodo de 1676 a 1710 hubo menor estrés hídrico y el siglo XIX se caracterizó por una menor frecuencia de sequías. Sin embargo, «de finales del siglo XVI hasta el siglo XVIII fue el período con las sequías más severas registradas», subraya a SINC Juan I. Santisteban, uno de los autores del estudio e investigador en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Durante la llamada Pequeña Edad de Hielo, que coincide con el intervalo de tiempo estudiado, los investigadores afirman que «las sequías fueron más frecuentes e intensas que en otros períodos». Precisamente, ese periodo de tiempo se caracterizó por un descenso medio de las temperaturas en Europa. La Pequeña Edad de Hielo supuso frío para el continente y sequías para España. La investigación no permite aclarar si las sequías climáticas actuales son más duraderas que las pasadas, «pero la mayor demanda actual de agua hace percibir los descensos en su disponibilidad como un mal acuciante», añade Santisteban.

El trabajo coteja también los resultados con los obtenidos de otros registros en el área mediterránea. «Se aprecian notables diferencias en los períodos y duraciones de las sequías: se encuentran períodos lluviosos y de sequía coincidentes en diferentes áreas de la Península Ibérica y entre la mitad septentrional y meridional de esta», apunta Santisteban.

El análisis conjunto de las series y de la presión atmosférica a nivel del mar -elaborado por los investigadores de la UCM, del Instituto Geológico y Minero de España, y de la Universidad de Barcelona- apunta que los períodos de sequías frecuentes coinciden con patrones positivos de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), una situación anticiclónica en las Azores prolongada.

Sin embargo, añaden que «la topografía de la Península Ibérica puede ser responsable de gran parte de la heterogeneidad del fenómeno de las sequías.

La Iglesia, pendiente de las sequías.

Las ceremonias de la Catedral de Toledo estuvieron sujetas a estrictos protocolos por la Iglesia y variaban en función de la gravedad del fenómeno meteorológico. En España hay constancia con una relativa continuidad desde el siglo XVI en los archivos catedralicios de muchas diócesis.

Los datos de rogativas que han analizado los científicos provienen de tres fuentes: los 121 volúmenes de actas capitulares de la Catedral de Toledo que registran la vida diaria de 1466 a 1599, el libro que empezó Juan Bautista de Chaves Arcayos (quien resumió los libros capitulares de 1434 a 1599 e incorporó sus propias noticias), y los 331 volúmenes de los Libros capitulares (1464-1914), que completan intervalos de las actas capitulares.

Las series de rogativas contienen 341 rogaciones pro-pluvia, 36 pro-serenitate, y 94 misas de agradecimiento (ceremonia para celebrar el final del fenómeno climatológico que llevó hasta la rogativa). Muchas de las rogativas corresponden a ceremonias de primavera.

Extraído de El Mundo

Keane

“Everybody's Changing”