Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Los sapiens dejaron África cruzando el mar.

Herramientas humanas halladas en Emiratos Árabes apoyan que hubo un éxodo hace 125.000 años.

El primer viaje de los humanos modernos fuera de África pudo ser mucho más antiguo y audaz de lo que se pensaba. Un puñado de herramientas de piedra halladas en el Golfo Pérsico dibujan, según un grupo de arqueólogos europeos, una ruta alternativa por la que el hombre moderno podría haber colonizado primero Arabia, luego Mesopotamia y después Europa y Asia. Según esta hipótesis, de la que aún faltan los fósiles de aquellos pioneros, la primera cabeza de puente del sapiens para conquistar el resto del mundo no fue el corredor del Nilo a través de lo que hoy es Egipto hasta entrar en Israel, como siguen pensando muchos expertos, sino las aguas del mar Rojo y los desiertos de Arabia. Este primer éxodo sería casi el doble de antiguo, pues sucedió hace unos 125.000 años, según el trabajo.

"Pudieron usar balsas o botes, porque ya eran capaces de construirlos en aquella época", postuló el arqueólogo de la Universidad de Tubinga (Alemania) Hans-Peter Uerpmann, coautor del estudio, durante una conferencia de prensa para presentar su hallazgo.

La propuesta, que publica hoy Science, se sustenta en un hacha de mano hecha de sílex y otros útiles de hace entre 100.000 y 125.000 años. Sus filos delatan la mano de humanos modernos, según el equipo que los ha desenterrado en Jebel Faya, un enclave desértico en Emiratos Árabes a unos 65 kilómetros de la costa que separa a este país de Irán.

"Fueron nuestros ancestros, no me cabe duda", aseguró Uerpmann sobre los autores de aquella caja de herramientas paleolítica. Su visión contradice los estudios genéticos clásicos que mantienen que los humanos actuales descienden de sapiens que salieron de África hace entre 60.000 y 70.000 años vía Egipto e Israel.

"Nuestro estudio debería animar a que se analice de nuevo la forma en la que los humanos modernos nos convertimos en una especie global", aseguró Simon Armitage, el investigador de la Universidad de Londres que ha datado los nuevos restos. El equipo mantiene que el hacha, los punzones y los raspadores que han desenterrado son muy parecidos a los que se han encontrado en otros yacimientos del este de África en épocas similares y que se atribuyen a humanos modernos. Sus afilados cantos cuentan la historia de un éxodo alternativo por la ruta del sur.

Todo comienza hace unos 130.000 años, con la llegada de un periodo de temperaturas más cálidas al final de una glaciación. Con el calor llegaron las lluvias a Arabia, donde los desiertos se convertirían en sabanas mucho más habitables y parecidas a las de África. Pero, para llegar a ellas, los humanos modernos tuvieron que cruzar el mar Rojo, donde el nivel del mar comenzó a subir con el deshielo. Todo dependió de estar en el lugar y momento adecuados para poder cruzar el estrecho.

Al comienzo del calentamiento, antes de que se derritiesen los hielos, el nivel del mar Rojo era cien metros más bajo que el de hoy, pero el clima de Arabia ya era más húmedo. Los humanos sólo tuvieron que cruzar unos cuatro kilómetros de mar, según los autores del estudio, para llegar a unas praderas donde ya vivían gacelas, cabras monteses y otros animales de caza. Aún es un misterio cómo cruzaron. Una vez conquistada la otra orilla, las poblaciones atravesaron Arabia hasta los emiratos. El área sería un nuevo centro desde el que los humanos modernos podrían luego haber cruzado el Golfo Pérsico hasta llegar a Mesopotamia y luego a Europa y Asia en épocas de clima favorable y un nivel del mar bajo, señala el estudio.

Pocas pruebas.

"Es muy lógico pensar que existió esta ruta alternativa a la gran autopista de salida", opina Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca. El experto, que no ha participado en el estudio, apunta que hace 125.000 años los humanos modernos "conocían bien el medio marino y los litorales", lo que les pudo permitir realizar la travesía a Arabia por el sur. Pero las pruebas no son suficientes, ya que no hay fósiles que prueben esta hipótesis, advierte Carbonell. De hecho, el experto, que conoce bien las herramientas de los neandertales y sus ancestros, señala que pudo ser esta especie la que hiciese los útiles de Jebel Faya. "Es muy difícil asegurar que son de humanos modernos, pues se conocen industrias líticas laminares muy parecidas hechas por neandertales de Europa", concluye.

Extraído de Público

El atajo árabe del 'Homo sapiens' al salir de África.

Un conjunto de herramientas encontradas en un yacimiento de los Emiratos Árabes Unidos, el Jebel Fayal, podría haber retrasado en casi 50.000 años la llegada de los humanos modernos a la península árabe, después de cruzar por el Estrecho de Bad al Mandab, que la separa del Cuerno de África.
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Esta es la conclusión que un equipo de investigadores, dirigidos por Hans-Peter Uerpmann, de la Universidad alemana de Tübingen, presenta esta semana en la revista 'Science', que atribuyen los utensilios de piedra encontrados en el yacimiento a primitivos 'Homo sapiens', por el método de tallaje con el que se fabricaron.
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Hasta ahora, se sabía que los primeros 'sapiens' en abandonar el continente africano lo hicieron por el llamado 'corredor del Nilo', hacia Próximo Oriente. Restos fósiles encontrados en dos yacimientos en Israel así lo confirman, y la genética ha revelado que hace 80.000 años se cruzaron allí con los neandertales.
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Tras esta salida, se sabía que su expansión hacia la costa árabe tuvo lugar hace unos 60.000 años y que hace unos 45.000 llegaron a Europa siguiendo la costa del Mediterráneo.
En el trabajo publicado en 'Science', Simon Armitage, de la Universidad de Londres, y el resto del equipo defienden que hubo otra ruta de salida, por el sur del Golfo Pérsico, dado que las herramientas de piedra de Jebel Faya tienen la misma tecnología que la que utilizaban los 'sapiens' primitivos que habitaban en el Este de África.
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Entre ellas, hay hachas de mano, raederas y perforadores, todas ellas muy primitivas, de una tecnología (Levallois) que surgió en África y que han desarrollado también otras especies que no es la nuestra. Es un dato por el que algunos otros expertos discuten su atribución a los 'sapiens'.
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Una Arabia verde.
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El trabajo se complementa con un estudio de los cambios en el nivel del mar y el clima que hubo en la región arábiga hace unos 130.000 años. Concluyen que el Estrecho de Bad al Mandab tuvo una bajada en su nivel de unos 100 metros antes o al comienzo del último periodo interglaciar, lo que facilitó que los 'sapiens' pudieran cruzarlo.
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También revelan que por entonces la península árabe era mucho más húmeda que ahora, y no sólo tendría más vegetación sino una red de canales y ríos que facilitarían la vida de los cazadores-recolectores.
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Su expansión, señalan, les habría llevado a cruzar también el Estrecho de Ormuz, camino de la India y de Australia por un camino más rápido que el propuesto hasta ahora. "Estos humanos, anatómicamente modernos, evolucionaron en África hace 200.000 años y luego poblaron el resto del mundo", recuerda Armitage. "Nuestros hallazgos deberán estimular una reevaluación de los métodos por los cuales nos hemos convertido en una especie mundial", ha asegurado.
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Sin embargo, al mismo tiempo que se ha dado a conocer el hallazgo ha surgido la polémica en torno a sus conclusiones principales. Por un lado, algunos expertos recuerdan que no sería una salida de África anterior a la que sí está registrada con fósiles (los de Israel, de hace entre 100.000 y 130.000 años).
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Por otro lado, porque muchos expertos consideran insuficientes los datos disponibles para atribuir a la especie 'Homo sapiens' estas herramientas. Algunos recuerdan que otros homínidos también utilizaron esta técnica levallois, otros dicen que no todos los utensilios se identifican con ella y hay quien arguye que un solo yacimiento no puede servir para avalar una vía árabe a la salida de África.
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Extraído de El Mundo

Paralelismos entre la evolución biológica y la evolución del lenguaje.

La revista PLoS Biology recoge un interesante artículo que afirma que existen serios paralelismos entre la evolución del lenguaje y la evolución de las especies postulada por Charles Darwin. Os presento algunas ideas extraídas del mismo y, para profundizar en el tema, os animo a la lectura del artículo.
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En Febrero de 1837, incluso antes de que el Beagle partiera, Sir John Herschel ya tenía la idea de que los idiomas tenían un ancestro común. Esto se recoge en una carta que Darwin envió a su hermana Caroline donde afirmaba:
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Las herramientas empleadas para analizar la evolución biológica pueden ser usadas para investigar la evolución del lenguaje, y lo curioso es que al hacerlo hay similitudes interesantes. El biólogo Mark Pagel de la Universidad de Reading, U.K. afirma que “los idiomas se parecen extraordinariamente a los genomas”. Incluso llega a afirmar que “es posible que existan reglas generales de evolución del lenguaje al igual que ocurre con la evolución biológica”.
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Observando las 200 palabras más comunes de 87 idiomas indoeuropeos, el equipo de Pagel encontró que la frecuencia con la que éstas eran usadas en cada conversación explicaba la mitad de las variaciones que se producen. El Dr. Erez Lieberman de la universidad de Harvard ha encontrado que en el último siglo, los verbos ingleses se han regularizado con una frecuencia inversamente proporcional a su uso. Algunos investigadores piensan que la frecuencia de variación por el uso es comparable a la variación de algunos genes, con lo que para algunas palabras sería posible construir árboles filogenéticos para buscar las relaciones entre los diferentes idiomas, quizá hasta hace 20.000 años, a diferencia con los 8.000 que hasta ahora se supone como límite de conocimiento.
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Pagel y sus colaboradores encontraron que los cambios ocurren lentamente, pero súbitamente aparecen cambios bruscos, tal como ocurre en lo que los biólogos llaman el equilibrio puntuado. Estas bruscas variaciones ocurren cuando existe una “especiación” lingüística, cuando dos poblaciones divergen y sus idiomas también lo hacen.
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Orangutanes y humanos comparten el 97% de sus genes.

Los orangutanes comparten con el ser humano un 97% de sus genes, lo que les sitúa como unos parientes más lejanos de nuestra especie que los chimpancés (cuya similitud genética alcanza hasta el 99%). Así lo ha revelado el genoma del 'hombre de los bosques' ('Pongo'), como lo llaman en las islas que habita, realizado por un consorcio de internacional, en el que han participado más de 30 laboratorios de siete países, entre ellos varios españoles.

Este nuevo genoma se suma al ya conocido del macaco reshus, el chimpancé, los neandertales y el ser humano moderno y, según los expertos, es un nuevo hito científico que ayudará a conocer mejor nuestra evolución, aporta nuevos conocimientos sobre la investigación de enfermedades genéticas y, además, permite conocer mejor a unos grandes simios que están en grave peligro de extinción, lo que ayudará a su conservación.

Una de las novedades que revela el nuevo genoma, realizado al completo en una hembra llamada 'Susie', es que los cambios genéticos han sido mucho más lentos en los orangutanes que en los chimpancés o los 'Homo', algo que ha sido un sorpresa para los genetistas.

"Hemos comprobado que hay repeticiones de secuencias que se han activado y desactivado en nuestro genoma y que en el suyo no se han movido", apunta el jefe del grupo de Genómica de Primates del Instituto de Biología Evolutiva de la Universitat Pompeu Fabra (UPF-CSIC), Tomàs Marquès, uno de los españoles firmantes del artículo de 'Nature'.

El artículo no entra en la interpretación de este hecho, que podría estar relacionado con los pocos cambios en el entorno selvático en el que han vivido en Sumatra y Borneo, situación que está cambiando con la deforestación brutal en ambos lugares. En todo caso, el genoma abre la puerta a futuros trabajos que revelen por qué los homínidos tuvieron, en un momento dado, una evolución distinta.

El genoma, en el que se han catalogado 13 millones de variaciones genéticas propias de los 'Pongo', revela también la diversidad entre los orangutanes de Borneo y los de Sumatra.


Dos especies en peligro.

En concreto, desvela que ambos se separaron de un ancestro común hace 400.000 años y que en la actualidad hay más diversidad genética entre los de Sumatra (donde sólo quedan unos 7.500) que en los de Borneo (cuya población asciende a 45.000), un dato que podría servir para planificar nuevas estrategias conservacionistas.

Nuestra especie se habría separado hace 14 millones de años de la del orangután, una divergencia que con los chimpancés ocurrió hace seis millones de años, y con los que compartimos un 99% del genoma.

El equipo de Arcadi Navarro, de la Universidad Pompeu Fabra, se ha centrado comparar cambios en los cromosomas relacionados con graves enfermedades, como la 'cromosoma Filadelfia', mientras que el de Carlos López-Otín, de la Universidad de Oviedo, se ha centrado en genes relacionados con el cáncer.

Según este investigador, se ha comprobado que la presión evolutiva ha presionado sobre el sistema inmune y el reproductivo. De hecho, han comprobado que los orangutanes están protegidos genéticamente contra algunos cánceres que afectan a nuestra especie.

Investigadores de la Universidad de Viena, por su parte, han descubierto los genes implicados en la selección natural por la percepción visual y el metabolismo de los glicolípidos, que están relacionado con la evolución neurológica de los primates.

Extraído de El Mundo

Nuevas pruebas avalan la importancia de San Fernando en la Prehistoria.

Los análisis realizados con Carbono 14 revelan que toda la necrópolis del campo de hockey data de hace 6.000 años.

El Carbono 14 lo corrobora. La prueba ha arrojado que la necrópolis hallada en un campo de hockey de San Fernando, la de los famosos enamorados, tiene 6.000 años. El equipo de investigación del yacimiento prehistórico, capitaneado por el arqueólogo Eduardo Vijande, por fin ha podido confirmar que todos los enterramientos hallados son de la misma época.

En un primer momento los arqueólogos mandaron a un prestigioso estudio experto en datación las muestras para analizar una zona concreta de la necrópolis, pero quisieron hacer una datación de una tumba del lado opuesto para comprobar si los 83 enterramientos eran del mismo periodo o había alguna diferencia cronológica entre ellos. Pues bien, los resultados han dado también 6.000 años, así que queda prácticamente confirmado que todo el yacimiento tiene seis milenios.

De igual modo, gracias a otras pruebas, el equipo de investigación ha podido saber que hubo otro poblado en la Edad del Bronce, esto es, con una antigüedad de 3.500 años. Todos estos resultados vienen a avalar la importancia de San Fernando en la Prehistoria reciente. «Tenemos unas estructuras (pozos) y la necrópolis del Neolítico (6.000 años) y otras estructuras (fondos de cabaña) pertenecientes a otro poblado que existió en la misma zona en la Edad del Bronce que refuerzan esa valía», resume Eduardo Vijande.

Tanto él como sus compañeros están impacientes por conocer los resultados de los análisis de ADN de los 'enamorados' hallados en esta necrópolis. Un equipo británico de especialistas trabajan en estos momentos con las muestras de ambos restos para establecer el parentesco de esta ya famosa pareja. Es tan conocida, que los isleños han solicitado en numerosas ocasiones que sea expuesta al público. El museo municipal trabaja en estos momentos en la futura exposición. Atenderá así la demanda de expertos y curiosos, ávidos por conocer la verdad sobre esta trama de película. Sin pruebas no se puede afirmar que son amantes, de hecho, hay múltiples combinaciones: padre e hija, madre e hijo, padre e hijo, madre e hija, hermanos...

Con la alegría de corroborar la antigüedad del yacimiento y a la espera de los resultados de los 'enamorados', Vijande continúa trabajando en el análisis de la zona (pruebas de la malacofauna, de los colgantes de ámbar, turquesa, variscita... ). «Los días que estoy por San Fernando aprovecho para estudiar la industria lítica y la cerámica en el museo», destaca el arqueólogo.

Y también está dedicado a la difusión de todas las informaciones verificadas. Su presencia en congresos científicos es cada vez más recurrente. Tiene buenas noticias que contar: el yacimiento prehistórico del campo de hockey de San Fernando es de los más importantes de Andalucía.

Extraído de La Voz Digital

Hallan 600 pergaminos en un hueco de la pared de la Basílica de la Virgen.

Entre los manuscritos descubren certificados de dotes para doncellas huérfanas.

El equipo técnico encargado de las obras de restauración de la Basílica de la Virgen de Valencia han localizado más de 600 pergaminos, entre ellos más de 80 «ápocas» o documentos notariales, fechados entre los siglos XV y XVIII, que certifican la concesión de dotes a «doncellas huérfanas» que eran atendidas por la cofradía de la Virgen en sus orígenes, según informó ayer el Arzobispado.
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Los documentos reflejan la realización de compraventas de inmuebles, así como legados y herencias con destino a la archicofradía de la Virgen, para sus fines caritativos, como la ayuda a través de dotes a «jóvenes huérfanas sin recursos para cuando contrajeran matrimonio».
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Se trata de textos completamente manuscritos que han sido hallados dentro de un hueco de pared durante las obras de derribo y reconstrucción de la estructura y cimientos del templo. Las «ápocas», que relatan y explican las dotes y legados, en latín y en valenciano, tienen un tamaño reducido, mientras algunos pergaminos alcanzan cuatro metros de extensión. Estos documentos pudieron pertenecer al antiguo archivo de la cofradía cuando la entidad, constituida a principios del siglo XV, se dedicaba también a la atención de huérfanas. Con motivo de las obras de la Basílica, el archivo fue trasladado a la Biblioteca de San Miguel de los Reyes, donde permanece en la actualidad.
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En sus orígenes, la Archicofradía de la Virgen se dedicó a la protección y ayuda a las doncellas sin recursos, entre otros fines caritativos como el antiguo hospital de enfermos mentales sin recursos. Todo el material hallado se encontraba junto «y permanecía afectado de humedades y hongos», por lo que será necesario restaurarlo.
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Está previsto que los documentos se reúnan en un futuro en el archivo de la Archicofradía de la Virgen cuando finalicen las obras que, en estos momentos, se centran en el edificio anexo al templo y está previsto que se concluyan a finales de año.
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Extraído de ABC

La ciencia resuelve el misterio del cadáver de la joven Moore, hallado en Alemania.

La ciencia, detective implacable, ha conseguido descifrar el misterio de Moora, la joven cuyos restos aparecieron esparcidos en una zona pantanosa cerca de Hannover. Un primer análisis de aquel cadáver excepcionalmente bien conservado apuntó a una mujer de entre 17 y 19 años de edad que podría haber muerto en extrañas circunstancias porque algunos de los huesos presentaban deformaciones.
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La policía sospechó en un primer momento que el cadáver estaba relacionado con una desaparición de una joven de 16 años en 1969, nunca resuelta, pero las pruebas de ADN permitieron descartarla. El caso, entonces, fue a parar a los archivos. Cinco años más tarde, el 5 de Enero de 2005, apareció en la misma zona una mano derecha humana y con las huellas digitales intactas que inmediatamente fue asociada a los restos.
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Restos de 2.600 años de antigüedad.
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Los forenses advirtieron la presencia de sustancias propias de una momificación y así fue como el caso pasó al campo de la arqueología. Los arqueólogos Hennig Haßmann y Andreas Bauerochse realizaron la datación por radiocarbono en la Universidad de Kiel, sorprendiendo a todos con una antigüedad de 2.600 años. La chica había muerto entre el 764 y el 515 antes de Cristo. Los investigadores, antes de ponerse manos a la obra, la bautizaron como Moora, dado que pantano en alemán se dice Moor.

Tras seis años de trabajo científico, hoy lo conocemos casi todo sobre ella. Gracias a un equipo multidisciplinar compuesto por paleontólogos, profesionales de la justicia, antropólogos y arqueólogos, sabemos por ejemplo que era zurda, que su cabello era ligeramente pelirrojo y que vivió en lo que hoy es Baja Sajonia, en la Edad de Hierro prerromana, llevando una existencia llena de penurias y sufrimientos.

Según el experto en huesos Dennis Saring, del Hospital Universitario Hamburg-Eppendorf, de niña sufrió al menos dos fracturas parciales de cráneo que tuvieron tiempo de soldar solas y padeció largos periodos de enfermedad fácilmente asociables a largos inviernos de privaciones. Las líneas de crecimiento de los huesos revelan que durante toda su infancia y adolescencia sufrió una desnutrición crónica y un ejercicio físico duro que estaría relacionado posiblemente con el traslado de grandes vasijas cargadas con agua sobre su cabeza.
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Reconstrucción del rostro.
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El semanario 'Der Spiegel' ha publicado la reconstrucción de su rostro, llevada a cabo por la Policía Criminal del estado de Sajonia-Anhalt y expertos de las Universidades de Friburgo y Dundee (Reino Unido), unas facciones que, en cuanto fueron presentadas al equipo de expertos, sirvieron de estímulo a los investigadores, a esas alturas ya muy encariñados con Moora y con el proyecto de desvelar las causas de su muerte.

Los paleontólogos han diagnosticado que la muchacha de la ciénaga tenía un tumor benigno en la base del cráneo, lo que terminó ocasionando una curvatura en la columna vertebral y una inflamación crónica en los huesos de las piernas. Pero la cuestión de cómo y por qué 'Moora' murió permanece abierta.

Uno de los principales interrogantes es por qué estaba desnuda, ya que es evidente que no hay restos de ropajes ni joyería. Otra pregunta es por qué su cuerpo no fue cremado, según las costumbres funerarias de la época. El equipo de antropólogos considera que su trabajo podría consistir en cruzar el páramo pantanoso haciendo equilibrios sobre un estrecho puente o pasarela de troncos flotantes en el fango y llevando algún tipo de carga.

El área que cruzaba debió ser importante para su grupo, no solamente como fuente de alimentos o agua, sino también por su significado religioso. La zona en la que aparecieron los restos ha sido intensamente estudiada, pero no han aparecido más, según el jefe de la Oficina de Monumentos, Stefan Winghart y la investigación ha llegado a un callejón sin salida, pero la mirada de Moora sigue motivando a los investigadores, que saben que el puzle de su muerte están aún por completar.

Extraído de El Mundo