Pinturas que parecen ser pero no son,
retratos confusos en la cercanía y detalles al milímetro son algunas de las
características de un Arcimboldo
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El
Invierno de Arcimboldo. Museo de Louvre
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Con un canon de belleza propio y unas musas que escapaban de lo
establecido, como tiene que ser, Arcimboldo pinceló y coloreó el rostro humano
utilizando para ello flores, animales, frutas u objetos. Nada de doncellas
pubescentes o caballeros lanceados, sus cabriolas artísticas, sin comparación
posible, dieron como resultado telas donde el ingenio era llevado a la máxima expresión. Arcimboldo trazó con
magna armonía pinturas que dejarían a la vergüenza a cualquier ilusionista
moderno.