Tras
la I Guerra Mundial surgió la necesidad de crear un arte basado en la unidad,
un arte simplificado y ordenado que ayudara a la sociedad a empezar de nuevo
Piet Mondrian y una de sus obras |
Tras la I Guerra Mundial surgió la necesidad de
crear un arte basado en la unidad, un arte simplificado y ordenado que ayudara
a la sociedad a empezar de nuevo. Así surgió el neoplasticismo,
con el que se reduciría el arte a su mínima esencia. Este movimiento rechazaba
cualquier motivo reconocible, apostaba por los colores primarios o neutros,
formas geométricas no presentes en la naturaleza y líneas rectas verticales u
horizontales de color negro.