Trajano y Adriano: los emperadores hispanos que marcaron la historia de Roma

Dos destinos entrelazados por la adopción y el poder Imagen ilustrativa e idealizada de Trajano. Trajano y Adriano fueron dos de los emperad...

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Una muestra traslada el yacimiento de Atapuerca al Museo de Historia Natural de París.

La exposición «Atapuerca, tras el rastro de los primeros europeos» podrá verse en el Museo del Hombre de París del 16 de enero al 16 de marzo de la mano de la Junta de Castilla y León, que llevará hasta la capital gala la muestra de los yacimientos, la historia de la evolución humana y el Museo de la Evolución Humana de Burgos.

Así, el 14 de enero se inaugurará oficialmente y el 16 de enero se abrirá al público la exposición, que permanecerá en el Museo del Hombre de París -Museo Nacional de Historia Natural- hasta el 16 de marzo. En esta primera gran exposición europea se podrán ver piezas originales por las que Atapuerca ha saltado a la fama y ha dado la vuelta al mundo como, por ejemplo, los fósiles humanos más antiguos de Europa, que datan de hace 1.300.000 años.

Los objetivos fundamentales de esta exposición son dar continuidad a la exposición sobre Atapuerca que se llevó a Nueva York en 2003 para contribuir a difundir internacionalmente los hallazgos; presentar internacionalmente el Museo de la Evolución Humana, que contará con una sala específica dentro de la exposición en la que se informará de todos los detalles del museo; y resaltar la importancia de Atapuerca como epicentro mundial de la arqueología, como demuestran algunos de los últimos hallazgos realizados que sitúan la presencia del género homo en Europa hace 1.300.000 años.

Es significativo que tan sólo vayan a pasar 10 años desde que la Unesco incluyó los Yacimientos Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca en su lista de Patrimonio Cultural de la humanidad, en diciembre de 2000, hasta que Burgos cuente con un gran museo dedicado a los hallazgos y a la evolución humana previsto para 2010, informó la Administración regional en un comunicado recogido por Europa Press.

Recorrido de la exposiciónLa narración que plantea «Atapuerca, tras el rastro de los primeros europeos», arrancará con la presentación de Atapuerca como Patrimonio de la Humanidad. A continuación se recorrerán la Gran Dolina, la Sima del Elefante, la Galería o la Sima de los Huesos. El Museo de la Evolución Humana de Burgos tendrá un espacio especial dentro de la exposición para proyectarlo, difundirlo y presentarlo internacionalmente.

Algunas de las piezas más importantes serán la falange original de la mano de un individuo encontrado en el yacimiento de la Sima del Elefante de 1.300.000 años de antigüedad; el cráneo original "Chico de la Gran Dolina", un fragmento de cráneo y fragmento de maxilar de Homo Antecessor, que fue víctima del primer acto de canibalismo que se conoce; huesos originales del brazo y del cuello asignados a la especie Homo Antecessor; el cráneo original "Cráneo 5" llamado "Miguelón"; la pelvis original denominada "Elvis" y un bifaz de piedra roja denominado "Excalibur".

La exposición estará comisariada por el Equipo de Investigaciones de Atapuerca con la coordinación técnica de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.

Extraído de ABC

Albert Pla

“EL lado más bestia de la vida”

Iglesia del Salvador de Sevilla y su historia.

Las dos historias del Salvador.
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De mezquita mayor a templo clasicista con interior barroco: ésa es la biografía del Salvador puesta al descubierto por la restauración del edificio. Su pasado puede llegar más lejos: a la época romana: Quizá hubiera allí una basílica después convertida en templo cristiano. No hay evidencias documentales pero columnas y capiteles del patio sugieren ese pasado. Sí está determinado que el solar acogió a la mezquita Addabás, aljama de la ciudad hasta que el aumento de población exigió mayor recinto. Del pasado árabe queda a la vista el patio (disminuido recuerdo del dedicado a las abluciones) y la parte baja del alminar, que se levanta en la calle Córdoba. Lo demás estaba literalmente enterrado, como los restos de la iglesia colegiata en que se convirtió la mezquita, tras la conquista, girando su orientación: hacia levante en lugar de mirar al sur.
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Los clérigos de la colegiata mantuvieron, frente a la catedral, la dignidad del templo. Quizá por eso querían convertirlo en una gran iglesia. Iniciadas las obras en 1671, errores de cimentación hundieron la estructura. Las intervenciones sucesivas de Granados de la Barrera y Leonardo de Figueroa terminaron el templo en 1712. Su concepción era clásica y su interior luminoso pero los retablos mayor y sacramental le añadieron espléndida impronta barroca.
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El libro une a estas vicisitudes la reseña de los arquitectos que intervinieron en la obra, las influencias que el templo tuvo en edificios posteriores y la incomprensión que sufrió durante el siglo XIX y buena parte del XX. ¿Pudo esta mala fortuna crítica (y la conversión en parroquia) influir en el relativo abandono del templo?
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A todo ello hay que añadir otra historia, la de la restauración que ha ocupado al autor, el arquitecto Fernando Mendoza, durante más de veinte años. Las primeras alarmas, en 1987, sólo llevaron a intervenciones puntuales. En 2003, la notoria precariedad del edificio y cierta presión cívica lograron que se abordara un proyecto de alcance que ha permitido precisar y remediar el principal riesgo para la estabilidad del templo (un brazo fósil del río que corre en su subsuelo), sacar a la luz los restos de la antigua colegiata (protegidos en una cripta por un forjado de hormigón), devolver la claridad clásica a sus trazas y recuperar el brillo sensual de los retablos oculto por centímetros de polvo y hollín.
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Hay finalmente en el libro dos aspectos de sumo interés para quien se acerca a él: uno de ellos, la información gráfica dada por casi 800 fotos y unos 220 planos. El otro, que la restauración, como muestra el autor, fue un esfuerzo colectivo en el que han cooperado numerosos investigadores y especialistas. Un libro pues en el que se aprenden muchas cosas. No sólo del pasado remoto.
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Extraído del Diario de Sevilla

Sobre la diversidad.

A medida que nos acerquemos al aniversario de los 150 años de la Teoría de la Evolución de Darwin veremos un crecimiento exponencial de artículos sobre este genial personaje y también sobre dicha formulación. Uno de los conceptos que nos pueden resultar más impactantes es el de diversidad específica. En esta corta aportación quiero hacer una reflexión diacrónica sobre la pérdida de diversidad de nuestro género, el género Homo.

Como es bien conocido, nuestro género emerge en el Plioceno africano hace unos tres millones de años. Desde este momento el linaje humano ha ido prosperando de tal forma que en la actualidad el único homínido vivo es el Homo sapiens. Lo más importante consiste en explicar que antes no siempre había sido así. Solamente hemos de retroceder unas decenas de miles de años y nos encontramos que en nuestro planeta vivían cuatro especies: Homo erectus y Homo floresiensis en Asia, Homo Neanderthalensis en Europa y el Oeste de Asia, y el Homo sapiens en África y Euroasia.

Ahora nuestro género solo esta representado por una única especie: el Homo sapiens. La pérdida de diversidad ha sido vertiginosa desde hace unos 15.000 años y sólo nosotros sobrevivimos a la extinción. Esto debe ser un toque de atención. La desaparición de la diversidad biológica de nuestro género la hemos corregido con el aumento de diversidad social y cultural; de esta manera hemos compensado la presión selectiva del medio.

La importancia que ha tenido para nuestra evolución como especie la selección cultural solamente se visualiza cuando ésta juega un papel determinante en los procesos de adaptación. En este sentido, adquisiciones como la conciencia han sido fundamentales para poder autoanalizar nuestra propia trayectoria. La misma Teoría de la Evolución es un producto de la selección cultural.
La diversidad es una estrategia del espacio tiempo singular del planeta para poder asegurar a los organismos mecanismos de resistencia frente a la presión del medio. Al adaptase a través de distintas estrategias se consigue aumentar la eficacia y, como consecuencia, crecer demográficamente, lo que a la vez permite extenderse espacialmente y conquistar nuevos territorios. Esto permite la especiación por alopatría, cosa que favorece la emergencia de organismos más preparados para el contexto donde se desarrollan, incrementándose de este modo la diversidad de un mismo género.

Nuestra especie se ha extendido por todo el planeta de esta manera. Así pues, vivimos en toda la superficie de los diferentes continentes y estamos en conexión, la especiación por alopatría ya no es posible. Esto plantea una ruptura evolutiva respecto a las especies que nos habían precedido. Esta ruptura tecno-social tiene que prepararnos para la integración de la diversidad.

La evolución es el marco en el que los organismos emergemos y nos reproducimos. Los humanos como organismos con conciencia tenemos que ser capaces de construir una organización humana que pueda corregir los efectos de la selección natural, lo hemos de hacer con la selección técnica de la que Darwin, por supuesto, ya nos habla en su libro 'El origen de las especies'.

La selección técnica matizará los efectos de la selección natural, será mejor; por lo menos, así lo deseamos.

Extraído de El Mundo

La civilización 'yope' muestra sus tesoros.

Un nuevo centro arqueológico en México muestra los restos de un grupo social que sobrevivió a los aztecas.

Este martes ha sido inaugurado en México un centro arqueológico de la cultura yope, que nunca llegó a ser sometido por los aztecas. La zona arqueológica de Tehualco, situada en el estado de Guerrero, es un antiguo centro ceremonial yope, y se compone de estructuras piramidales, petrograbados y cuevas de culto al Sol, entre otros elementos arqueológicos y astronómicos.

"Su importancia radica en que fue uno de los pocos señoríos que lograron mantenerse independientes a los tenochcas (aztecas), porque nunca pudieron ser sometidos, tal vez por lo abrupto del terreno donde se asentaron", ha explicado el responsable del proyecto arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Miguel Pérez Negrete.

Entre las estructuras monumentales destacan el Juego de Pelota, que mide 37,8 metros de longitud, y la pirámide denominada La Incinera, con altura de 20 metros, sede de rituales relacionados con el culto al Sol al agua, y de medición del tiempo, que eran realizados por sacerdotes y gobernantes.

Según Pérez Negrete, los yopes fueron destacados ingenieros que desarrollaron un tipo de construcción que permitía que las estructuras y los muros tuvieran movilidad en caso de temblores, muy frecuentes en la región.

Extraído de El País

Descubren dos nuevas especies de dinosaurio en el desierto del Sáhara.

Un equipo de científicos ha descubierto dos posibles especies nuevas de dinosaurio durante una expedición al desierto del Sahara. Según ha informado la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) en un comunicado, el hallazgo constituye uno de los hallazgos "más apasionantes que ha dado la paleontología en África en los últimos 50 años".

Se trata de un hasta ahora desconocido saurópodo, un dinosaurio vegetariano de enormes proporciones, y de una nueva especie de pterosaurio, el primer reptil que desarrolló la habilidad de volar, que se considera que vivieron hace casi 100 millones de años.

Los fósiles de ambas especies prehistóricas fueron encontrados por un equipo conjunto de investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), el University College de Dublin y la Universidad Hassan II de Casablanca (Marruecos).

El hallazgo se produjo en el sureste de Marruecos, cerca de la frontera con Argelia, y los investigadores subrayaron que es "extremadamente raro" descubrir restos de estas características.

Los fósiles encontrados corresponden a un gran fragmento del pico del pterosaurio y a un hueso de un metro de longitud del saurópodo, que indica que perteneció a un animal de 20 metros de longitud.

El trabajo en el desierto del Sahara estuvo dirigido por el profesor Nizar Ibrahim, del University College de Dublin, quien destacó que "encontrar dos especímenes en una expedición es sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que pueden representar especies completamente nuevas".

David Martill, paleobiólogo de la Universidad de Portsmouth, destacó que "los animales vegetarianos son poco comunes en esa región, por lo que encontrar uno de este tamaño es muy emocionante".

"Se trata de un gran descubrimiento", añadió Martill, quien subrayó que el hallazgo es la culminación de una búsqueda que comenzó en 1984, cuando una tormenta de arena le impidió poder excavar en el lugar donde ahora se han encontrado los restos.

El profesor Ibrahim será a partir de ahora el encargado de analizar en detalle los fósiles y determinar de manera fehaciente lo que ahora mismo es una certeza casi absoluta.

"Tras nuestro primer examen sobre el terreno, estamos casi seguros de que tenemos dos nuevas especies en nuestras manos", dijo Ibrahim, quien estudiará los restos durante los próximos seis meses y elaborará una tesis con los resultados de la investigación.

Los paleontólogos estuvieron un mes en el desierto y recorrieron en un todoterreno más de 8.000 kilómetros, atravesando las montañas del Atlas y luchando contra tormentas de arena e inundaciones, en lo que describen como una aventura "al estilo Indiana Jones".

Tras descubrir el hueso del saurópodo tuvieron que ir al pueblo más cercano para conseguir yeso con el que protegerlo de las fuertes lluvias que caían, lo que implicó cruzar varios ríos inundados de noche con el agua entrando por las puertas del todoterreno.

Las lluvias también les tuvieron aislados durante 4 días en la cordillera del Atlas por la crecida del río Ziz y tuvieron que bajar el hueso del saurópodo de una montaña, encima de una carretilla de madera, tras retirar miles de piedras del camino.

"Hubo un momento en el que nos cuestionamos si podríamos salir del desierto con el hueso, pero habíamos trabajado tan duro para encontrarlo que nos resistimos a dejarlo atrás. Nos costó cinco días desenterrarlo y bajarlo de la montaña", relató Ibrahim.

Pero los problemas no terminaron ahí, añadió el profesor, porque el peso del hueso hundía constantemente las ruedas del todoterreno en las dunas, lo que convirtió el regreso en un via crucis.

Todo por la ciencia y por tener nuevas evidencias, afirmó el profesor Ibrahim, de que "hace millones de años el Sahara era un vergel tropical, en el que vivían dinosaurios gigantes, un lugar totalmente distinto al desierto de polvo que podemos ver hoy".

Tras su estudio en Dublin, los huesos viajarán a Marruecos para ser expuestos en un museo de ciencias naturales por determinar.

Extraído de El Mundo