Hace
más de 100 años se descubrió el barco de Oseberg bajo un túmulo funerario del
siglo IX. Allí, los investigadores recuperaron pequeños fragmentos de seda que,
según se pensaba, fueron saqueados por los vikingos de las iglesias y
monasterios de Inglaterra e Irlanda.
Sin embargo, una nueva investigación, llevada a cabo por Marianne Vedeler de la Universidad de Oslo, sugiere que los vikingos mantuvieron unas redes de comercio con Persia y con el Imperio Bizantino, navegando por los ríos de Rusia. Se ha encontrado evidencia de 15 tejidos diferentes en el barco de Oseberg y, además, muchos de ellos cuentan con patrones y motivos típicos del Imperio Persa.
Vía:
Apollon
Comentarios