Remontel,
el repostero francés, sirvió sus pasteles a algunos oficiales del entonces
presidente de México, Antonio López de Santa Anna, pero estos quisieron comer de
balde
México, lejos de darse por vencido, expulsó a todo francés de su tierra y rechazó la capitulación |
Como en el caso del
Istmo de Panamá y la famosa
raja de sandía, México sacó las uñas contra Francia, o al revés, también a
causa de un alimento que se degustó de balde
por quien entonces creía tener más autoridad. Esta vez, en una de las tierras
más bonitas que existen, fueron unos pasteles deliciosos, por lo visto, los que
terminaron de enrarecer el aire mexicofrancés que pululaba por Tacubaya, hoy
México D.F., en 1832.