Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Los seres humanos ya habitaban el «techo del mundo» en el Paleolítico.

Estudios genéticos realizados por el Instituto de Zoología de Kunming han permitido a científicos chinos descubrir que en el final de la Era Paleolítica los seres humanos colonizaron la meseta de Qinghai en el Tíbet, conocida como «el techo del mundo» y que tiene un promedio de 4.000 metros de altura.

«A través del análisis de herramientas de la Era Paleolítica excavadas de la meseta varios años atrás, los arqueólogos han llegado a considerar la posibilidad de que seres humanos hayan habitado la meseta hace 30.000 años», ha informado la investigadora del Instituto de Zoología de Kunming, subordinado a la Academia de Ciencias de China, Zhao Mian, a la agencia china de noticias Xinhua.

Los científicos centrados en el estudio de la genética han intentado precisar cuándo se establecieron los seres humanos modernos en la meseta mediante componentes hallados en los genes de los tibetanos actuales. «Pero debido a la escasez de muestras de ADN de tibetanos, especialmente de aquellos que efectivamente habitan en la región autónoma del Tíbet(. . . ) los expertos no han logrado determinar si la raza tibetana tiene componentes de esa antigua 'generación' en sus genes», ha explicado Zhao.

El ADN mitocondrial, que se encuentra en las hembras, es un medio para descubrir nuestros ancestros y permite establecer el origen de muchas especies. «Nuestros resultados confirman que la gran mayoría de los componentes matrilineales tibetanos tienen sus ancestros en inmigrantes Epipaleolíticos y Neolíticos de lo que hoy es el norte de China, es decir hace cerca de 10.000 años, lo que coincide con otros estudios realizados anteriormente», ha sostenido la investigadora Zhao.

Otro de los hallazgos del grupo científico chino es un nuevo haplogrupo, el M16, que sirve para definir los grupos ancestrales y las poblaciones genéticas de los seres humanos. «A diferencia de los componentes matrilineales tibetanos heredados de los inmigrantes del norte de China, los M16 se ramificaron directamente de los componentes genéticos de los ancestros de los euroasiáticos modernos», ha apuntado Zhao.

El haplogrupo M16 representa una «reliquia genética» que procede de aquellos que habitaron la meseta en la Era final del Paleolítico y que aclara la fecha exacta del asentamiento. También el descubrimiento de huellas humanas de la era Paleolítica en la provincia de Lhasa apoya los resultados de la investigación. «La edad de las reliquias es similar a la de los M16, por lo que creemos que eso, en cierto modo, respalda los resultados de nuestra investigación», ha agregado Zhao.

Los descubrimientos realizados por el grupo chino y el artículo de Zhao Mian será publicados en una de las más prestigiosas revistas científicas del mundo, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
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Extraódo de ABC

Un informe científico dice que Altamira puede volver a abrirse al público.

Un informe científico realizado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) admite la posibilidad de que las cuevas de Altamira pueda volver a abrirse al público después de permanecer ocho años cerrada. El informe sobre el estado de las pinturas responsabiliza a las visitas del deterioro que éstas han sufrido y asegura que mantener cerrada la cueva es la mejor garantía de conservación, pero no descarta la posibilidad de que vuelva a convertirse en punto de atractivo turístico, supuesto para el que recomienda un control «exhaustivo».

«Las visitas inducen procesos de microcorrosión que la afectan directamente, disolviendo los soportes de las pinturas», indica el informe encargado por el Ministerio de a los expertos, cuyas conclusiones adelanta hoy El Diario Montañés.

Mejores condiciones Altamira, declarada patrimonio de la Humanidad en 1985 y considerada por los expertos como la obra maestra del arte rupestre paleolítico, junto a Lascaux (Francia), permanece cerrada al público desde 2002, tras haberse detectado en su interior una serie de microorganismos que estaban deteriorando las pinturas. Durante los años cincuenta y sesenta, la cueva sufrió el impacto de las obras que se hicieron para hacerla visitable, cuyo efecto se vio multiplicado por una afluencia masiva de personas a su interior (en los años setenta llegaron a entrar 175.000 turistas al año).

Tras un primer cierre, la cueva se reabrió al público en 1982 con un régimen fijo y limitado de visitantes (entre 10 y 40 diarios, según la época del año) que se mantuvo hasta 2002, fecha en la que la lista de espera para poder contemplar su famoso techo de los bisontes era de meses e incluso de años, en determinados casos.

El informe científico, según el extracto que se publica hoy, es taxativo respecto al daño que causan las visitas, que elevan la temperatura y los niveles de vapor en el interior de la cueva. «La entrada de visitantes provoca perturbaciones microambientales en la cavidad perjudiciales para la conservación de la misma y en particular para la sala de los polícromos», advierten los científicos, que, de hecho, constatan que las condiciones de la cueva han mejorado en estos nueve años de cierre al público.
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Partidarios de la apertura.
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No obstante, el informe admite implícitamente la posibilidad de que la cueva se reabra, una opción por la que han abogado en los últimos años el Gobierno de Cantabria y el propio director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, quien ha se declarado públicamente partidario de permitir un régimen restringido de visitas si es compatible con la conservación de las pinturas.

Sin entrar en detalles concretos ni en cupos de visitantes, los científicos advierten de que, si se «cambia de estrategia» y se decide permitir que el público acceda a Altamira, «la monitorización debe ser exhaustiva para detectar de forma temprana la probable expansión de microorganismos hacia zonas internas de la cueva».

El Gobierno de Cantabria -que forma parte del Patronato de Altamira, junto con el Ministerio de Cultura y la Fundación Marcelino Botín, entre otras entidades- ya había anunciado esta misma semana que abogaría por la reapertura de la cueva si el informe científico «dejaba el mínimo resquicio» para ello.
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Extraído de ABC

El clima de la Península Ibérica atrajo a las primeras ocupaciones humanas de Europa.

Los restos humanos encontrados en la Península Ibérica indican que las primeras dispersiones humanas desde África hasta Europa occidental se produjeron hace entre 1,4 y 1,2 millones. Hasta ahora se barajaban diferentes hipótesis sobre las razones, pero un equipo internacional liderado por científicos españoles acaba de demostrar que el clima condicionó la primera dispersión humana hacia España.

Los yacimientos paleontológicos de Atapuerca (Burgos) o de la cuenca de Guadix-Baza (Granada), entre otros, han permitido reconstruir en la Península Ibérica diversas curvas climáticas que reflejan la evolución de la Temperatura Media Anual, las temperaturas en el mes más calido y más frío, y la media de pluviosidad anual de hace entre tres millones y 600.000 años.

Los resultados, publicados recientemente en Journal of Human Evolution, demuestran que “las primeras ocupaciones humanas en la zona se produjeron en momentos de bonanza climática, con altas temperaturas y humedad”, señala a SINC Jordi Agustí, autor principal del estudio e investigador en el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).

En los momentos en los que predominaban las condiciones de bajas temperaturas y aridez, la presencia humana estaba limitada. “Los parámetros climáticos jugaron un importante papel en el proceso de dispersión humana hacia Europa y, en este aspecto, su comportamiento no debió diferir en gran medida de otras especies animales, afectadas así mismo por las variaciones climáticas”, asevera el investigador.

Para ello, el análisis de restos de anfibios y reptiles de 16 localidades fosilíferas de España ha sido esencial. “Los reptiles escamosos y los anfibios son muy sensibles a las variaciones de humedad y temperatura, por lo que su estudio ha permitido extrapolar al pasado los parámetros climáticos compatibles”, subraya Agustí.

En la investigación se distinguen cinco fases climáticas, desde el Plioceno superior hasta los inicios del Pleistoceno medio. “Tres de estas fases (3-1.8 millones de años, 1.4 -1 millón de años, y 800.000 - 600.000 años) corresponden a fases cálidas con precipitaciones más altas que en la actualidad”, apunta el paleontólogo.

Sin embargo, las otras dos fases (1.6-1.4 millones de años, y un millón- 800.000 años) se corresponden con “temperaturas relativamente bajas y acentuación de la aridez”, añade el paleontólogo.

El éxodo desde África.

Los hallazgos de las primeras ocupaciones humanas en Eurasia, como los homínidos de Dmanisi (Georgia), y de la Sima del Elefante y Gran Dolina (Atapuerca- Burgos), han suscitado mucho interés entre los paleontólogos que estudian las causas que determinaron la primera salida humana fuera de África.

La Península Ibérica es un espacio privilegiado para este tipo de investigaciones. A los primeros rastros fósiles se añaden también los hallazgos de útiles líticos de Fuente Nueva 3 y Barranco Léon en la cuenca Guadix-Baza (Granada) que también arroja luz sobre lo que lo originó.

Según han demostrado otros estudios, la primera salida humana se remonta a 1,8 millones de años en Dmanisi, “aunque las primeras evidencias en Europa occidental (útiles líticos de Fuente Nueva 3 y Barranco León, y restos humanos de Sima del Elefante) datan de 1,4 a 1,2 millones de años”, declara Agustí.

Hasta ahora los investigadores señalaban que esta primera salida se vinculaba con el desarrollo de una nueva tecnología lítica. Sin embargo, otros autores proponen un escenario más ambientalista, “vinculado a los cambios climáticos que se produjeron a principios del periodo Pleistoceno”, concluye el experto.
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Extraído de SINC

Hallazgo de tumba pudiera explicar colapso de la cultura Maya.

Arqueólogos mexicanos encontraron una tumba de 1.100 años de antigüedad del crepúsculo de la civilización maya que espera arroje alguna luz sobre lo que sucedió a la una vez gloriosa cultura.

El arqueólogo Juan Yadeun dijo que la tumba, y piezas de cerámica de otras culturas halladas en ella, pudieran revelar quién ocupó el sitio maya de Tonina en el sureño estados de Chiapas luego que el período clásico de la cultura comenzase a desvanecerse, informó AP.

Muchos expertos han apuntado a guerras internas entre ciudades estado mayas, o degradación ambiental, como causas posibles de la declinación maya a partir del 820 de nuestra era.

Pero Yadeun, que supervisa el sitio arqueológico en Tonina por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, dijo que los objetos de la cultura tolteca halladas en la tumba pudieran indicar otra explicación. Dijo que la tumba data de entre el 840 y el 900 de nuestra era.

"Está claro que es una nueva ola de ocupación, la gente que construyó esta tumba de tipo tolteca", dijo Yadeun el miércoles. "Esto es muy interesante, porque vamos a ver promedio de los huesos quiénes eran es personas, tras el imperio maya".

Los toltecas procedían de las altiplanicies del centro de México y aparentemente expendieron su influencia a los bastiones mayas en el sur de México. Se piensa que dominaron el centro de México desde la ciudad de Tula -al norte de lo que actualmente es Ciudad de México- entre los siglos X y XII, antes que los aztecas dominasen la región.

Arqueólogos no vinculados con las excavaciones expresaron cautela acerca de llegar a conclusiones basados en un sitio, e hicieron notar que el imperio maya cubrió un amplia área y tiene una variada y compleja historia.

"Una tumba, incluso si es muy lujosa, no va a responder las grandes interrogantes de la trayectoria maya en toda la región... quizás localmente", dijo David Stuart, especialista en epigrafía maya en la Universidad de Texas, en Austian.

El sitio selvático está lleno de templos y plataformas dejadas por los mayas. La tumba recién descubierta -detectada inicialmente durante trabajos de mantenimiento en diciembre, y cavada más adelante y mostrada a reporteros el miércoles- está al pie de uno de los templos viejos.

La tumba muestra evidencia de que al menos otro grupo pre hispánico tomó posesión del lugar tras el colapso maya.
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Extraído de El Universal

Un estudio adelanta la extinción de los neandertales.

La llegada de los humanos modernos a la península Ibérica y la desaparición de los neandertales es una de las cuestiones que más debates genera entre los antropólogos. Aún se ignora qué llevó a los neandertales a la extinción y cuándo murió el último de sus descendientes.

Un nuevo estudio publicado en PLoS ONE ofrece hoy nuevas hipótesis sobre el caso que seguramente no harán más que avivar la discusión. El trabajo, dirigido por Joao Zilhao, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), asegura que los neandertales desaparecieron hace unos 37.000 años, lo que negaría la teoría de que los últimos de la especie sobrevivieron casi 10.000 años más refugiados en el extremo sureste de la Península.

En 2006, un equipo con participación española encontró algunos de los restos neandertales más recientes que se han hallado hasta ahora. Eran de hace unos 28.000 años y estaban en una cueva de Gibraltar, según el estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature. Hasta entonces, la mayoría de expertos databan la desaparición hace 35.000 años. La cueva gibraltareña, contaban los responsables del trabajo, sería uno de los últimos lugares en los que se refugiaron los neandertales antes de desaparecer.

Zilhao y su equipo niegan ahora esa posibilidad y adelantan la "extinción o absorción" de la especie por parte de humanos modernos casi en 10.000 años. Se basa en un nuevo análisis de restos animales y humanos de la cueva de Pego Diabo, cerca de Lisboa. Pertenecen a una etapa del Auriñaco que "sólo está asociada a humanos modernos", señala el trabajo.
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Principio y fin.
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Según Zilhao, los neandertales se refugiaron en la península Ibérica durante unos 5.000 años, cuando la fachada atlántica se cubrió de vegetación y vivió temperaturas moderadas. Su final coincidió con la retirada parcial de esa vegetación, temperaturas más frías y el avance de herbívoros y humanos modernos que los perseguían.
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Extraído de Público

Arqueología y evangelios. Otro libro de Joaquín González Echegaray.

El libro rellena una laguna evidente de información para los lectores: resume de un modo claro y gráfico los resultados de las excavaciones arqueológicas en Israel/Palestina -publicados siempre en revistas especializadas, poco accesibles al público en general- para lectores interesados en el Jesús histórico. El volumen omite detalles demasiado técnicos, propios sólo de los especialistas, y complementa los temas con la exposición de los aspectos históricos, teológicos, bíblicos o rabínicos.

Advierte el autor que no se tratan en este libro ciertos temas relacionados como Sábana santa, Vera Cruz, Grial, etc., pues todo ello pertenece al ámbito del estudio de las reliquias y son temas que obligan a un estudio científico (carbono 14, por ejemplo) de su autenticidad, a la vez que pertenecen más a la historia en cuanto investigación de la Edad imperial tardía o de la Edad Media que a la auténtica arqueología.

El contenido del libro que presentamos es de lo más interesante: el autor comienzo explicando en qué proporción se hallaba la población mixta del Israel de tiempos de Jesús y a qué culturas pertenecían: greco-helenística por un lado y judía por otro, con sus notables diferencias y tensiones. Es sorprendente el número de enclaves paganos, como por ejemplo ciudades libres de mayoría griega, dentro de lo que hoy vemos que es Israel/Palestina: Israel no estaba habitado ni mucho menos por solo los judíos.

El autor aborda el estudio de las tropas de ocupación, cómo actuaban, cuál era su armamento y sus acuartelamientos. Importante también es el tema de los impuestos, así como de las atribuciones del prefecto respecto a lo que formaba parte del gobierno autónomo judío, permitido por el Imperio, con las consiguientes derivaciones hacia la opinión pública respecto a los ocupantes. Todo ello motivado por descubrimientos arqueológicos que conducen a esas reflexiones.

Las ciudades, tanto de Galilea como de Judea, son descritas con minuciosidad por el autor, acompañadas de planos e imágenes de objetos. El lector se hace entonces una idea más precisa de los movimientos de Jesús y sus discípulos en ellas. Lo que se dice de los caminos, los viajes, los modos de emprenderlos, la descripción de la denominada Via Maris que atravesaba Israel de norte a sur por la costa y el ascenso a Jerusalén desde Galilea ayudan sobremanera a imaginarse la itinerancia de Jesús, que no usó, al parecer, nunca medios de transporte que no fueran sus pies.

El lago de Genesaret, las actividades de pesca, las pequeñas rutas marítimas internas, de una a otra ribera del lago (los israelitas no fueron en la Antigüedad un pueblo de marineros), nos lleva de inmediato al contexto de diversos y conocidos pasajes evangélicos y al mundo de algunos de los principales discípulos de Jesús como Pedro y Andrés, y los hijos de Zebedeo. El ambiente rural de Galilea, su fauna y flora, el desierto y las montañas sagradas, especialmente en Judá, la importancia de la montaña para la comunicación más íntima con Dios evocan de inmediato la itinerancia de Jesús con su grupo, la relación de éste con el desierto, el sermón de la Montaña y su posible entorno, el relato de la Transfiguración, etc.

Los lugares de culto, estudio y rezo ocupaban un lugar importante el la vida del judío del siglo I. Por ello el autor presenta una detallada descripción de las sinagogas del país y del Templo, contrastando las reconstrucciones de la arqueología con lo que dicen los Evangelios.

Como una parte muy importante del ministerio de Jesús estuvo dedicada a las sanaciones y exorcismos, la salud y la enfermedad ocupan también otro apartado importante del libro. Me ha parecido muy interesante el tratamiento de la llamada “Piscina probática”, donde tiene lugar la curación narrada con bastante detalle en Jn 5,1-18.

Comidas e invitados, comedores y equipos para la comensalidad son también importantes en los Evangelios, pues el banquete es el símbolo mesiánico de la realidad esplendorosa del Reino que viene, según Jesús. En este capítulo hay un estudio especial del banquete narrado, con muchas variantes, en Mc 14,3-9 y paralelos y en Jn 12,1-8…, si es que se trata del mismo, más la exposición de los detalles de “realia” que pudieron concurrir en la Última Cena: lavatorio de los pies, según el Evangelio de Juan, y cena pascual según Marcos y paralelos.

El proceso judicial de Jesús y su ejecución dan pie para tratar del emplazamiento del Sanedrín, de la sentencia en el pretorio (¿dónde se situó en realidad?), analizando si las reconstrucciones anteriores de la Torre Antonia era verosímiles o no… (en realidad debió de ser más pequeña de lo que se ha imaginado), el Gólgota, el modo de la crucifixión y los diversos tipos de tumbas.

Hay además una exposición de los ritos funerarios con sus costumbres arraigadas y una discusión curiosa acerca de una inscripción griega hallada en Nazaret a finales del siglo XIX, con sus posible implicaciones acerca de la pretendida violación de la tumba de Jesús.

No me considero competente para discutir técnicamente los temas tratados en este libro por un arqueólogo profesional y con muchos años de experiencia, sobre todo cuando mi tarea ha sido especialmente la transmisión y el análisis de textos. Sí puedo comentar, en síntesis, que el volumen es de lectura extraordinariamente agradable y sumamente instructivo.

Desde la tercera edición de 2002 ha habido algún que otro descubrimiento más sobre el tema “arqueología y evangelios”, que seguro tendrá en cuenta el autor para una posible y deseable cuarta edición puesta totalmente al día. Pero esos datos nuevos no son más que complementarios y en nada cambian las perspectivas generales ofrecidas por el texto. En el entretanto, el lector tiene la posibilidad, gracias sobre todo a Internet, de hallar fácilmente si lo desea esos datos que complementen un poco la imagen ofrecida por este libro encomiable en sus diversos apartados.
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Extraído de Tendencias21

Una amputación quirúrgica en la Edad de Piedra.

Los antropólogos que trabajan en el yacimiento de Butiers-Boulancourt (sur de París) se han encontrado con la evidencia de una amputación quirúrgica. Que no tendría nada de extraordinario si no fuera porque la antigüedad del paciente se remonta a unos 6.900 años. Es la manera de probar que existían las intervenciones médicas en el Neolítico. De otro modo, no podría explicarse que el antebrazo del esqueleto encontrado por la profesora Buquet-Marcon hubiera sido seccionado de manera tan precisa y ortodoxa.

Ha permitido reconstruir la operación el recurso de un escáner superdotado. Gracias a él se ha advertido que había un traumatismo y que se había realizado una amputación mediante un escarpelo de sílex, ya que entonces no se habían generalizado los útiles en metal.

«La limpieza del corte descarta la posibilidad de que el hueso se hubiera seccionado en razón de un accidente o de una pelea», explica Cécile Buquet-Marcon. Llegando a la conclusión, por tanto, de que un especialista con oficio y criterio llevó a cabo un "acto quirúrgico".

No es la única sorpresa. El análisis de la osamenta ha permitido reconocer señales de cicatrización posteriores en meses e, incluso, en años al trance de la amputación. Se produjo por debajo del codo y no impidió al paciente reintegrarse entre sus congéneres.
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Un hombre grande con artrosis.
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El detalle es importante a juicio de la profesora Buquet-Marcon porque sobrentiende los hábitos "sofisticados" de una sociedad solidaria y porque implica el reconocimiento y la integración de los disminuidos físicos en el seno de las tribus neolíticas.

De ahí la importancia polifacética que ha adquirido el paciente. No se le ha puesto un nombre, pero se le han encontrado muchas otras referencias. Sabemos, por ejemplo, que vivió entre 4.700 y 4.900 años antes de Cristo, que era un hombre grande (2 metros), que padecía artrosis en las vértebras cervicales y que había perdido íntegramente la dentadura.

Así se lo encontró el equipo de Buquet-Marcon cuando los subalternos cavaron en una profundidad de 1,5 metros. Ha facilitado la conservación del esqueleto el cúmulo calcáreo que rodeaba al amputado, y ha llamado la atención, igualmente, que el difunto compartiera semejante tumba de circunstancias con una oveja y un hacha.

Es la primera vez que aparece en Francia y en la Europa meridional un ejemplo tan concluyente de cirugía neolítica, aunque el hallazgo de mayor valor y de más antigüedad fue exhumado en el yacimiento de Vedrovice (República Checa). Fue allí donde apareció la prueba de una amputación realizada hace unos 7.500 años.
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'Excelentes cirujanos'.
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"Ni en aquel caso ni el ejemplo francés puede hablarse de cirujanos tal como podemos entenderlos hoy", advierte la profesora Buquet-Marcon. "En cambio sí puede decirse que había una cierta especialización y un cierto conocimiento. De los restos hallados se desprenden, por ejemplo, condiciones idóneas de asepsia y se puede acreditar que la sección del hueso se hizo con criterio y escrúpulo", añade la antropóloga.

Más entusiasta parece su colega Éric Crubézy, profesor en la Universidad Paul-Sabatier de Toulouse. En su opinión, puede hablarse de excelentes cirujanos y se los puede hasta diferenciar en dos grandes escuelas. La primera correspondería a la zona de influencia del Danubio, como probaría el caso de Vedrovice, mientras que la segunda se desarrollaba en el Mediterráneo.

¿Había contacto entre ellas? Es una de las dudas que se plantean los especialistas. Se antoja verosímil que unos y otros pueblos compartieran el conocimiento, pero también cabe la posibilidad de que no existiera contacto, de modo que la cirugía habría aparecido como una solución específica e imprescindible a los contratiempos de la guerra y de la caza.
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Extraído de El Mundo

Investigadores de Valencia descubren un mascarón maya anterior al año 600.

Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y de la Universidad de Valencia han hallado, en plena selva guatemalteca, un mascarón maya decorado datado entre los años 300 y 600 después de Cristo, que ha permanecido oculto durante siglos bajo la frondosa vegetación que cubre las ruinas arqueológicas de Chilonché, al norte de Guatemala.

Los responsables del proyecto, financiado por los ministerios españoles de Cultura y el de Ciencia e Innovación, han destacado la importancia del hallazgo ya que, según estiman los expertos, la pieza hallada podría ser, cronológicamente, de una época bastante anterior a la arquitectura visible de este asentamiento maya, según ha explicado a Efe Gaspar Muñoz Cosme, del departamento de Composición Arquitectónica de la UPV.

De ahí su relevancia, "ya que nos da unos datos científicamente muy importantes para conocer mejor la arquitectura de este entorno y de sus antiguos pobladores mayas", según ha señalado Gaspar Muñoz, quien encabezó los trabajos de documentación y conservación.

Se trata de un mascarón estucado, de grandes proporciones (mide aproximadamente 2,8 por 3 metros en planta y una altura visible de 1'50 metros) y en buen estado de conservación, que fue descubierto hace varios meses de forma fortuita por los investigadores valencianos cuando examinaban las antiguas edificaciones mayas del sitio arqueológico de Chilonché, donde la presencia de túneles de saqueo es muy numerosa en la zona, ha indicado el arquitecto.

"Fue en el interior de uno de estos túneles, construidos por saqueadores que roban objetos antiguos para venderlos en el mercado negro, donde tuvimos la sorpresa de encontrarnos con este espectacular mascarón, hecho de estuco y que incluso conserva algunos de sus colores originales", ha señalado Gaspar Muñoz.

El investigador ha destacado todavía con asombro el buen estado de conservación de esta monumental escultura arquitectónica, esculpida sobre piedra caliza.

Dentro de la cultura maya son tradicionales estos elementos ornamentales que representaban a las fuerzas de la naturaleza o, como en este caso, a seres sobrenaturales con rasgos de divinidades y que formaban parte de la decoración de las antiguas edificaciones de la cultura maya, que han quedado escondidas bajo grandes montículos de tierra y vegetación, y que poco a poco los arqueólogos van desenterrando.

Dada la magnitud del hallazgo, los investigadores valencianos informaron rápidamente a las autoridades guatemaltecas para dotar de mayores medidas de seguridad a la zona, de modo que puedan evitarse los saqueos, algo por otra parte muy frecuente en la zona.

Al mismo tiempo, el equipo de profesores, profesionales e investigadores de las UPV y la UV, especializados en arqueología, restauración y conservación de estucos y en restauración de arquitectura maya, se puso a disposición de los responsables del Patrimonio Cultural de Guatemala para colaborar en los trabajos de salvamento y restauración del citado mascarón.

"Hemos tomado datos y realizado el levantamiento topográfico de la zona, con apoyo de profesorado de la UPV, y también propuesto las primeras medidas para la protección y conservación del mascarón", según ha detallado el profesor Gaspar Muñoz.
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Un segundo mascarón.
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El investigador ha calificado de "espectacular" la información que el hallazgo ha arrojado hasta el momento y apunta que habrá que esperar los resultados de laboratorio para saber con mayor precisión su antigüedad".

"Además los investigadores confían en encontrar un segundo mascarón, dado que éstos suelen construirse de forma simétrica, ha agregado Gaspar Muñoz.

De hecho, muchas de las monumentales estructuras mayas estaban decoradas con murales y adornos de estuco, de las que aún hoy se conservan buen testimonio como este mascarón", ha señalado.

Este importante hallazgo se enmarca dentro del proyecto La Blanca que, desde hace más de seis años, vienen desarrollando ambas universidades valencianas con la colaboración de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

El objetivo es rescatar el patrimonio cultural del sitio arqueológico La Blanca.

El proyecto no sólo recupera patrimonio arquitectónico, sino que busca poner en valor las ruinas "como un motor económico y social para mejorar sus condiciones de vida", según ha explicado el arquitecto y profesor de la UPV, Gaspar Muñoz, codirector de este proyecto, junto con la profesora y arqueóloga de la UV, Cristina Vidal.

Estas ruinas mayas están enclavadas dentro del Departamento de El Petén, el más septentrional de Guatemala y considerado por los expertos como el corazón de la desaparecida cultura maya, y en donde se encuentran ciudades como Naranjo, Nakum o, la más conocida últimamente gracias al turismo, Tikal.
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Extraído de El Mundo

Los europeos descienden de un agricultor y una recolectora.

Hace unos 10.000 años, un grupo de inmigrantes procedentes de Oriente Medio llegó a Europa para quedarse. Traían consigo un modo de vida opuesto al de los europeos de aquella época, pues eran sedentarios y sabían cómo cultivar el campo. Ese conocimiento fue decisivo para su expansión y les dio ventaja a la hora de encontrar pareja entre las europeas de grupos nómadas. Esas parejas mixtas iniciaron la revolución agrícola del neolítico y son el antepasado de la mayoría de los europeos de hoy.

Así lo mantiene un estudio que ha analizado el ADN de más de 2.500 hombres europeos y que publica hoy PLoS Biology. La mayoría posee aún una variante en su cromosoma Y que se transmite sólo de padre a hijo que los emparenta con los primeros agricultores. El rasgo es mayoritario en Europa, donde lo llevan más de 100 millones de personas. Por el contrario, otros estudios han demostrado que el ADN mitocondrial de la mayoría de europeos, que transmite sólo la madre, los emparenta con nómadas cazadores y recolectores. Los autores creen que el saber de los primeros agricultores les dio ventaja para encontrar pareja frente a los cazadores autóctonos.
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Extraído de Público

El bipedismo hizo posible la construcción de herramientas.

Un equipo de científicos canadienses aseguran haber descubierto el proceso que hizo evolucionar las manos de los primates para que pudieran manipular herramientas. Según sus conclusiones, tuvo mucho que ver con la evolución de sus pies. Utilizando un modelo matemático, que sirvió para simular los cambios evolutivos, han demostrado que la capacidad de andar sobre dos piernas está directamente relacionada con la aparición de los utensilios de piedra.

Los investigadores, liderados por Campbell Rolian, de la Universidad de Calgary, realizaron un estudio comparativo de los dedos de manos y pies en 202 humanos (muchos de ellos afroamericanos) y 89 chimpancés. Su objetivo era revelar cómo había sido su desarrollo hace entre cinco y ocho millones de años, cuando ambas ramas de primates se separaron.

Utilizando mediciones de la lontigud de las falanges comprobaron, como publican en la revista 'Evolution', que manos y pies forman parte de "estructuras que comparten modelos de desarrollo idénticos porque hay una correlación entre ambas extremidades".

Esta hipótesis contradice la teoría más extendida de que las adaptaciones de las manos humanas surgieron después de que nuestros ancestros se hicieran bípedos, cuando ya no eran necesarias para su movilidad. Es una teoría vigente desde los tiempos de Charles Darwin.
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Trayectoria paralela.
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Los autores, ahora, han demostrado que si se tiene el dedo pulgar del pie largo también lo es el de la mano, lo que quiere decir que tuvieron una trayectoria genética paralela y que los cambios que afectaron a una extremidad, también lo hicieron a la otra.

Gracias a un modelo matemático simularon las presiones evolutivas que podrían haber influido en la selección y concluyeron que los factores externos tienen una incidencia más fuerte en los dedos de los pies, por los que habrían sido éstos quienes se modificaron y, paralelamente, causaron un cambio genético en las manos.

La cuestión está en que la modificación de un gen o su expresión por duplicado afecta a varios rasgos fenotípicos de la forma y el tamaño de todos los dedos no sólo de algunos. "Nuestros datos apoyan la hipótesis de que las manos y pies humanos coevolucionaron a la vez. Surgieron unos pulgares largos y fuertes que facilitaban caminar sobre dos piernas y, a la vez, los nuevos dedos en las manos facilitaron la aparición de una tecnología lítica en nuestros ancestros", apuntan.
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Extraído de El Mundo

Hallan un templo consagrado a una divinidad egipcia felina.

Arqueólogos egipcios han encontrado los restos de un antiguo templo griego de 2.000 años de antigüedad consagrado a la diosa egipcia Bastet en la ciudad mediterránea de Alejandría. El recinto, que mide 60 metros de largo y 15 de ancho, fue desenterrado durante excavaciones de rutina en el barrio de Kom Al-Dekkah, muy cerca del anfiteatro romano y de la principal estación de ferrocarril de la ciudad.

El templo podría haber pertenecido a la esposa del rey Ptolomeo III, primer monarca de la dinastía Ptolomeica (332-30 a.C.). Esta dinastía estuvo presente desde la conquista de Egipto por Alejandro Magno hasta el suicidio de Cleopatra VII, cuando Egipto pasó a manos de Roma.

Durante la excavación se han desenterrado 600 objetos, entre los que abundan recipientes de barro, figuras de terracota de los dioses Harpócrates (Hurus niño) y Ptah, así como lozas y estatuas de piedra y bronce de otras deidades del Antiguo Egipto. La pieza más destacada es una estatua en forma de gata de Bastet, la diosa de la protección y la maternidad. El arqueólogo Mohamad Abdel Maqsud, director de Antigüedades del Bajo Egipto y responsable de la excavación, ha explicado que el hallazgo indica que el culto a la “diosa gata” permaneció inalterable en esta época, a pesar de la influencia griega.
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Extraído de Muy Interesante

Evolución humana: panorama familiar del Ardipithecus.

¿Quién fue el primer homínido?
Esta ilustración refleja la historia de nuestra evolución desde que nos separamos de nuestros antepasados comunes con otros primates actuales, a juzgar por los restos fósiles que hemos ido descubriendo. El tamaño indica la antigüedad evolutiva, y nos presenta al Ardipithecus ramidus como el homínido más antiguo del que se conserva un esqueleto completo (del S. tchadensis y del O. tugenensis solo tenemos algunos huesos). Su estudio ha revelado que ya supuso un estadio intermedio hacia la posición erguida, que hasta ahora solo se había comprobado a partir de Australopithecus afarensis como Lucy.
1 Sahelanthropus tchadensis. Hace 7 millones de años
2 Ardipithecus ramidus. 4,5 millones
3 Australopithecus anamensis. 4 millones
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Australopithecus gardhi. 2,5 millones
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Homo ergaster. 1,5 millones
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Homo habilis. 2 millones
7 Orronin tugenensis. 6 millones
8 Australopithecus afarensis. 3,5millones
9 Australopithecus bahrelghazali. 3 millones
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Homo antecessor. 1 millón de años
11 Homo rhodesiensis. 500.000 años
12.
Homo sapiens. 160.000 años, hasta hoy
13.
Homo heidelbergensis. 500.000 años
14.
Homo neardentalensis. 60.000 años
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Extraído de Quo

Así huelen, así se conservan: los libros delatan su estado.

Un nuevo método de análisis permitirá conocer la degradación de libros antiguos y documentos históricos a partir de su olor. Sus responsables, un equipo de científicos del University College de Londres, aseguran que este sistema evitará la necesidad de las técnicas convencionales de cortar muestras del documento para estudiar su estado.

Según uno de sus autores,
el profesor Matija Strli? el conocido “olor a moho” de un libro antiguo es el resultado de cientos de compuestos orgánicos volátiles (COVs) que emanan del papel. La mezcla particular de estos compuestos es la consecuencia de una red de vías de degradación.

El trabajo, publicado en la revista
American Chemical Society's Analytical Chemistry, analiza 72 documentos históricos de los siglos XIX y XX, e identifica 15 COVs como buenos candidatos a marcadores para determinar el grado de degradación del papel.
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Extraído de Quo