Diez inventos que cambiaron la Historia

Una huella imborrable Imagen meramente ilustrativa. En la vasta y fascinante historia de la humanidad, ciertos inventos han dejado una huell...

Los felices años 20. (IV)

El cine.

En los comienzos del siglo XX, los productores de Hollywood comprendieron que tenían que incrementar la producción de cine porque se estaba gestando una estructura de comercialización sólida. En los años veinte existían ya productoras muy activas en Estados Unidos como Universal (1912), Famous Player-Lasky/Paramount (1913), Warner Bros (1913), Fox (1914), Metro Goldwyn Mayer (1924), Columbia (1924) y RKO (1928). Igualmente, en Japón iniciaron su andadura compañías como Kokkatsu, Taikatsu y Shochiku (1920); en China comenzaron a producir Tianyi (1925) y Chien Yung Shaw (1925); en Alemania lo hicieron Tobis Klangfilm (1929); y en la India Prabhat Film Company (1929) de Bombay.
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En esta época, algunas de las figuras y sus obras más destacadas fueron Charles Chaplin y su “The kid” (1921); o Buster Keaton y su “El maquinista de La General” (1926), entre otros.

Los felices años 20. (III)

La moda.
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En los años veinte la moda se revolucionó hasta límites insospechados. Se trata de una fase en la que el trabajo del modisto comenzó a relacionarse de manera directa con el arte. Esto se ve claramente ejemplificado en la indumentaria de tipo charlestón, la más típica y representativa de la época, caracterizada por sus típicos bolsos, zapatos, collares y plumas. Son diseños en los que los ropajes insinúan y marcan de forma sugerente la silueta femenina. Se trata de una fase en la que se mezcla la creatividad artística con la liberación de la mujer. Puede apreciarse claramente en la aparición de los primeros bañadores de una pieza, fabricados en lana tejida, y en la influencia de la moda masculina en la femenina. Asimismo, el hombre comienza a vestir con trajes compuestos por camisa, chaleco y americana de tonos marrones, negros, blancos y de rayas..
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La moda también se reflejan en otros ámbitos como los nuevos tejidos, el calzado, los complementos o los nuevos cortes de pelo.

Los felices años 20. (II)

La música.
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La música sufrió un cambio debido factores como la aceptación de diferentes ritmos musicales populares, su expansión generalizada y la pérdida de la concepción peyorativa que tenía en años anteriores. El tango es uno de los más claros ejemplos, ya que provenía de la música arrabalera argentina y, a su vez, su raíz se encontraba en los diversos influjos musicales traídos por los emigrantes. Su aceptación por parte de los círculos burgueses fue rápida y exitosa debido, en parte, a un baile sensual y sugerente que reflejaba la tímida liberalización sexual de la época.

La música se llenó de ritmos negros, latinos y populares que transforman los gustos musicales de la sociedad, desplazando a las tradicionales obras de compositores clásicos. Además la música se convierte en un bien de consumo inmediato y se populariza a través de inventos como la radio, el fonógrafo o el cine musical. De la misma forma, comienza a entenderse la música y el baile de forma diferente con ritmos como el jazz, el boogie-woogie, el charlestón o el foxtrot. Son estilos que reflejan un intento desenfrenado por mostrar una alegría de vivir que parece contagiosa, donde lo frívolo y lo festivo ocupan un lugar de primer orden. El papel de la
mujer en los bailes acentúa la sensualidad con ropajes más ajustados, maquillajes exagerados, el uso de pantalones y el cigarrillo entre los labios.

Los felices años 20. (I)

Una definición.

Denominamos “felices años veinte” a un período histórico que arranca en 1925 con la etapa conocida como Big Business, que lideró Estados Unidos. Se trató de una expansión generalizada de la actividad productiva y del consumo, acompañada de un espectacular desarrollo industrial. El incremento de la productividad provocó una serie de mejoras sociales y económicas como un aumento de puestos de trabajo, unos mejores sueldos y una evolución en las finanzas que favoreció, entre otras cosas, la venta a plazos y, por ende, un mayor consumo. El resultado de esta situación fue la aparición de un nuevo estilo de vida, que quiso ser imitado también por Europa.

Los signos que nos llevan a hablar de “felices años veinte” son variados, pero se pueden destacar algunos como la prosperidad alcanzada con el boom económico surgido al amparo de la Segunda Revolución Industrial. Se activó el engranaje de la economía mundial movido por un aumento de la producción y un impulso en el comercio. En consecuencia, y siendo este otro de los aspectos de este período, se produjo el surgimiento de la sociedad de masas promovida por el gran crecimiento urbano, la racionalización del trabajo y el paso a un mercado amplio de consumidores, interclasista y multinacional.

La prosperidad llevó a un cambio de papeles en la economía mundial. Estados Unidos pasó a ser el modelo a imitar gracias a la aparición de las empresas automatizadas, el ideal de la democracia económica y el “capitalismo de bienestar”.
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Por otro lado se originaron graves desajustes debido a la crisis de la agricultura; el desigual ritmo de la industria, según los sectores; o la tensión generada en el comercio y las finanzas. Asimismo, la prosperidad hizo que la economía creciera tanto que generó una gran burbuja especulativa, que desembocó en el Crack del 29 y en la Gran Depresión.

Los chimpancés, más listos que el hambre.

Los chimpancés usan herramientas por instinto y tienen su propia cultura 'tecnológica'. No es algo nuevo. Sin embargo, ahora, los científicos de la Fundación Mona han observado que los monos que no han tenido un modelo tecnológico, como los recuperados en la selva por la fundación, son capaces de desarrollar su propia cultura.

"Los primeros resultados indican que nuestros chimpancés tienen una alta capacidad para el uso y modificación de instrumentos, y para adaptar la propia herramienta al problema específico que necesitan resolver", explica Miquel Llorente, responsable de Investigación de la Fundación Mona e investigador del IPHES.

Para llegar a esta conclusión, compararon "la tecnología utilizada en dos actividades artificiales de 'termite fishing' (caza de termitas). Una de ellas consistía en sacar de un termitero una mezcla de plátano con cacahuetes de unos tubos, y la otra, tenía por finalidad obtener zumo de un tubo mayor de PVC. El tipo de herramienta que utilizaban en una u otra tarea era totalmente diferente en cuanto a medidas, longitudes y anchuras".

Y no solo eso, sino que "además, -puntualiza Miquel Llorente- en la mayoría de casos las herramientas habían sido modificadas. Eso implica todo un proceso mental de planificación con lo que se presupone una elección de la materia prima y una adaptación de ésta a la necesidad específica del problema".

El comportamiento de los primates es imprescindible para entender el proceso de hominización en la evolución humana. Además, es un buen complemento en el propio estudio arqueológico ya que da pistas "vivas" de cómo han podido ser los procesos de utilización y fabricación de instrumentos, los procesos de resolución de problemas, la estandarización de herramientas y la difusión cultural de la tecnología.
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Extraído de El Mundo

Los primeros animales vivieron en lagos y no en el mar, como se creía.

¿Y si los primeros animales no hubieran evolucionado en el mar, sino en un lago? Ésta es la hipótesis que ha sido postulada por investigadores de la Universidad de California en Riverside (EEUU) tras analizar los componentes químicos de los sedimentos en los que yacen los restos de los primeros animales.

Según el registro fósil, las primeras formas de vida compleja surgieron hace unos 600 millones de años, después de miles de millones de vida unicelular. A partir de ahí, se cree que hubo un florecimiento sin parangón de diversidad y disparidad de formas animales que se ha dado en llamar "la explosión del Cámbrico", pues ocurrió en torno a ese periodo geológico.

Pero la teoría más aceptada establece que tanto la vida original como su diversificación posterior hacia las primeras formas animales tuvo lugar en el mar. Ahora, esta nueva hipótesis, publicada en el último número del 'Proceedings of Natinal Academy of Science' ('PNAS'), lanza un desafío científico sugiriendo que dicha evolución no ocurrió en el mar, sino en los lagos.

De momento, lo que Thomas F. Bristow y colegas han podido comprobar mediante análisis químicos y sedimentológicos es que al menos las especies enterradas en la formación china de Doushantuo, que representan a los animales más antiguos hasta ahora conocidos, vivieron en medios lacustres en lugar de marinos.

La Formación de Doushantuo, en el sur de China, es una auténtica caja de sorpresas. Se trata del mayor 'cementerio' fósil de las primeras formas de vida compleja; lo que en paleontología se denomina un 'Konservat Lagerstätte', es decir, un yacimiento de "alta categoría", tanto por la diversidad de especies que concentra como por su buen estado de conservación.

En estas formaciones del Yangtzé se encuentran los animales más antiguos del mundo y, lo que es más espectacular aún, en forma de embriones. Pertenecen a la llamada "fauna" de Ediacara, considerada la forma animal más antigua (si bien algunos estudios sugieren que no se trata de fauna ni de flora, sino de un reino nuevo) y también a especies de los inicios del Cámbrico, en torno a la "explosión" de la vida animal. Allí, los investigadores tomaron muestras de los sedimentos que envolvían a los fósiles y encontraron un componente mineral incompatible en el medio marino.

"Nuestro primer hallazgo inesperado fue la abundancia de un mineral arcilloso llamado smectita", explica Bristow. "En rocas de esta edad, la smectita se transforma normalmente en otros tipos de arcilla. Sin embargo, la smectita en estas rocas no se transformó y tiene una composición química especial que ha requerido unas condiciones específicas en el agua; condiciones que se dan en lagos alcalinos y salinos", añade.

¿Se originó la vida misma en un lago?

"Todos nuestros análisis muestran que los minerales y la geoquímica de las rocas no son compatibles con su deposición en agua salada", continúa el principal autor del estudio. "Es más: hallamos smectita sólo en algunas zonas del sur de China, y no de forma uniforme como se podría esperar de depósitos marinos. Ése fue un indicador importante de que las rocas que albergan los fósiles no tienen un origen marino. Otras evidencias también indicaron que estos primeros animales vivieron en un lago".

Los investigadores no descartan, sin embargo, que otros organismos similares, o incluso más antiguos, vivieran en medios marinos, pero lo que muestra el presente hallazgo es que aquellos animales estaban adaptados a un medio distinto al oceánico; mucho más inestable y variable.

Tras estas evidencias, los investigadores llegan a preguntarse si la vida misma no se originó en un lago, contrariamente a lo establecido, y abren nuevas puertas en la teoría evolutiva: debido a que los lagos son entornos aislados, sin conexiones entre sí, los científicos especulan si no podría haber habido evoluciones paralelas entre los organismos, en lugar de un concepto más lineal que se suele tener de la evolución a lo largo del tiempo.
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Extraído de El Mundo

Arañando la superficie.

"Cavar o no cavar, esa es la cuestión" dice Jiao Nanfeng, presidente del Instituto de Arqueología de Shaanxi en Xi'an que se ocupa de las excavaciones del mausoleo del primer emperador de China.

El dilema shakesperiano de Jiao refleja su preocupación sobre el interés mundial que ha generado la tercera excavación del mausoleo.

La última excavación ha levantado una fascinación global desde que se inició hace diez días, pero también ha despertado dudas sobre los riesgos que la misma entraña para la integridad del yacimiento, considerado como la Octava Maravilla del Mundo.

Jiao que quiere restar importancia a la expectación sobre la velocidad de las excavaciones y el alcance de los futuros descubrimientos, ha comentado que “debemos ser conscientes de que ninguna tecnología puede garantizar la preservación de una reliquia para siempre”, pero que “no podemos asumir ningún riesgo de provocar daños en un sitio clasificado como Patrimonio de la Humanidad”.

Situado cerca de Xi’an, la actual capital de la provincia de Shaanxi, los famosos guerreros de terracota se construyeron como parte del enorme complejo mortuorio de Qin Shihuang (259-210 AC), el primer emperador de China. Fue descubierto en 1974 por un campesino que estaba cavando un hoyo, y desde entonces se ha convertido en una de las imágenes más representativas de China. Una exhibición sin precedentes, compuesta de 20 figuras, y docenas de otros objetos procedentes de la tumba, llevó parte de este tesoro a visitar Londres y los Estados Unidos en 2007.

Las estatuas son un símbolo de un fascinante mundo de la antigüedad capaz de inflamar la imaginación, y la gigantesca escala del conjunto es simplemente alucinante.

La escala de los trabajos que quedan por delante es de proporciones igualmente colosales. Como mucho, tan sólo unas dos mil estatuas han sido desenterradas, pero se cree que aún quedan otras seis mil que no han visto aún la luz en las tres fosas que están examinándose. Se espera que la excavación actual no se concluya antes de cinco años, y que eleve el número de estatuas desenterradas en al mayor de las fosas, la número 1, de las mil que se han extraído en la actualidad a unas dos mil. Por lo menos otras cuatro mil permanecerán bajo tierra, posiblemente para siempre.

Además, hay que tener en cuenta que las tres fosas que se han abierto hasta la actualidad y en las que los arqueólogos han centrado las excavaciones durante los últimos 35 años no representan más que un pequeño porcentaje del total de lo que se cree está enterrado. Lo que los otros yacimientos (alrededor de unos 600) contienen, continúa siendo un misterio, y parece que muchas personas en el museo no tienen todavía muchas ganas de descubrirlo.

Wu Yongqi, el comisario del museo, comenta que la tarea que más presión supone para los arqueólogos es establecer de una vez por todas con qué están enfrentándose exactamente, sin limitarse a las tres fosas que se están excavando en la actualidad, sino teniendo en cuenta todo el complejo mortuorio del emperador.

Por eso, el museo está inspeccionando el complejo con el fin de hacerse una idea más exacta de la localización del resto de las fosas, perforando y excavando parcialmente algunos lugares.

Los expertos están entusiasmados con la nueva excavación, pero creen que las seis mil estatuas que se encuentran enterradas fueron terriblemente dañadas por el fuego de un ejército enemigo poco después de la muerte de Qin Shihuang.

De la primera extracción formal, llevada a cabo entre 1978 y 1984, se obtuvo un total de 1.087 figuras. La segunda excavación se realizó en 1985 y duró sólo un año porque se detuvo ante la imposibilidad de preservar la pintura que aún quedaba en las estatuas y otros motivos técnicos.

Desde entonces, se han producido grandes avances tecnológicos, especialmente en la conservación del color, pero la presente excavación ha vuelto sin embargo a levantar preocupaciones entre el público en lo que se refiere a la preservación de las reliquias.

Según Yuan Zhongyi, antiguo director del museo y principal arqueólogo del mismo, la mayoría de los guerreros y caballos fueron pintados cuando se fabricaron, como demuestra el hecho de que en el pasado se hayan rescatado algunas piezas que presentan rastros de vivos colores.

De cualquier modo, Yuan asegura que la mayoría de las figuras deben haber perdido ya sus colores, incluso antes de ser excavadas, debido a los daños provocados por el fuego y por las constantes inundaciones provenientes de la cercana montaña de Lishan, y de haber permanecido bajo tierra durante casi 2.200 años.

El experto, de 77 años, concluye: “las oportunidades de encontrar un guerrero bien conservado y que aún mantenga intacta la capa de color son muy pocas, y, además, los que conservan los colores tienen muchas posibilidades de oxidarse y perder los mismos como consecuencia de la exposición al aire. La laca se caería en no más de cinco o seis minutos”.

Desde 1990, el museo ha estado colaborando con expertos alemanes en la protección de la pintura que cubre las figuras. De acuerdo con Zhang Zhijun, responsable del Departamento de Protección del museo, han conseguido desarrollar un líquido de poliuretano que preserva la laca y que les ha permitido proteger a varios cientos de guerreros de la descomposición.

A pesar de estos avances, nadie es capaz de asegurar que esta tecnología vaya a ser efectiva a largo plazo, y, como dice Yuan, “sólo el tiempo nos lo dirá”. Lo que es más, otro desafío en la preservación del color, recuperar la pintura que se ha disuelto en la tierra y devolverla a la superficie de las figuras, continúa sin resolverse. Está claro que una excavación gradual, y no precipitada, es lo que se impone.

Jiao entiende el apetito del público por una nueva excavación que aumente la colección del museo, que ha permanecido prácticamente inalterada durante los últimos 24 años. Pero, dice “tenemos que plantearnos la cuestión dos veces antes de decidir sobre la escala de la excavación. Personalmente, no creo que vayamos a encontrar ningún descubrimiento inesperado, sabemos demasiado sobre la tumba para sorprendernos por nada”.

Sin embargo, Cao Wei, el director del museo, espera que la nueva excavación contribuya a completar el rompecabezas y contribuya a una comprensión completa de nuestra historia. Cao dice que “si nos fijamos en lo que teníamos hace 20 años, hemos hecho grandes progresos en lo que se refiere a métodos de conservación, así que creo que sería poco razonable suspender la excavación para siempre”.

Cao dice también que el museo espera llegar a entender mejor cómo la tradición de enterrar figuras de arcilla en los sepulcros evolucionó desde la dinastía Qin a la Han, en cuyas tumbas se han encontrado numerosas figuras también de arcilla, pero en miniatura y no de tamaño real como las de Xi’an. Cao se pregunta qué pasó en la sociedad china de la época para que ocurriera este cambio tan significativo.

Yuan, por su parte, con sus 35 años de experiencia en la excavación y conservación de los guerreros y caballos del ejército de terracota, ha alertado a Cao de la posibilidad de esperar siempre nuevos problemas al efectuar cualquier descubrimiento arqueológico. Él mismo recuerda los muchos retos que han afrontado los guerreros desde su descubrimiento: la erosión por la lluvia y la nieve antes de que el enorme hangar que los protege en la actualidad pudiera ser completado, el moho que apareció por la humedad, el deterioro derivado de su exposición al polvo de carbón que generaban las industrias locales…

Yuan fue el primer arqueólogo en ser enviado al lugar en 1974, y en aquel momento pensó que “sólo llevaría un par de semanas excavar el sitio”, pero, contrariamente a lo que esperaba, dice “han pasado ya 35 años y aún sigo aquí”.
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